A las 11:45 de la noche del viernes 8 de enero de 1999, cuatro lanchas con alrededor de 60 paramilitares arribaron por el río Magdalena al municipio de San Pablo, en Bolívar. Llegaron con intención de tomarse el pueblo y así fue. Se dividieron en dos grupos y atacaron a la población civil.

La masacre dejó 14 personas muertas, varias heridas y una más secuestrada. Los afectados demandaron al Ministerio de Defensa porque las autoridades omitieron hacer su trabajo de defender la ciudadanía. El Consejo de Estado les dio la razón: la Nación y la fuerza pública fueron condenadas.

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Los hombres que atacaron a la población llegaron al billar Puerto Amor y asesinaron a cuatro personas. Después pasaron a la “Sodería” El Paraíso donde mataron a cinco más y, por último, llegaron a la discoteca Los Espejos donde asesinaron a otros cinco. Los establecimientos públicos, según el reporte, quedaban cerca a la estación de Policía por lo que los uniformados iniciaron un plan de defensa en las instalaciones y allí se acuartelaron.

Respecto del resto de autoridades, la ciudadanía dijo que llamaron al Ejército y a la Armada para que ofrecieran apoyo, pero no acudieron.

Los familiares de las personas asesinadas presentaron un recurso de reparación para que el Estado respondiera por las falencias de la fuerza pública. Durante el proceso que empezó en el año 2000, la Policía pidió que se negaran las pretensiones de la demanda porque sus miembros no tenían conocimiento de la incursión paramilitar al municipio y no fueron advertidos por parte de la ciudadanía. Además, señalaron que los uniformados estaban en imposibilidad de proteger a la población civil porque las instalaciones de la estación de Policía también fueron atacadas.