Hace 8 años, cuando el entonces presidente Santos cumplía su primer año en el poder ya había tomado decisiones que no eran muy afines a las intenciones (o propósitos) de su mentor en campaña y exjefe en el gobierno que lo antecedió, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

En aquella época, ya se veían asomos de lo que sería, en meses y años siguientes, una relación de choques, de conflictos, ofensas y desacuerdos que se extendieron hasta el año pasado cuando Santos dejó el poder.

Según recuerda la revista Semana, en el primer año del ahora Premio Nobel de Paz ya se veía un distanciamiento de Uribe y por esta época comenzó a consolidar un bloque de dirigentes para buscar respaldo en las regiones y distanciarse del entonces presidente.

“Juan Manuel Santos considera que ha hecho todo lo posible por complacer a Uribe. Y eso es verdad, en parte. Lo ha tratado con elegancia y con gratitud. Pero en el terreno ideológico ha hecho todo lo contrario de lo que esperaba Uribe”, aseguró Semana en ese momento.

En su primer año de gestión, Santos tomó decisiones que no fueron respaldadas por el expresidente Uribe. Por ejemplo, reestablecer las relaciones con el gobierno de Hugo Chávez, a quien Uribe trataba de dictador, y las cuales estaban rotas desde la muerte de alias ‘Raúl Reyes’ en territorio ecuatoriano.

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Además, en su primer año también había un distanciamiento desde el punto de vista ideológico y político con Uribe. Semana recuerda que para las elecciones de octubre de 2011 el ahora líder del Centro Democrático (partido que no existía en esa época) quería una coalición de dos partidos, el de La U y el Conservador, mientras que Santos quería lograr la Unidad Nacional integrada por los dos mencionados junto con el partido Liberal y Cambio Radical.

Meses y años después lo que vinieron fueron agresiones, especialmente de Uribe para Santos, muchas de las cuales están vigentes aún, y un distanciamiento que pasó a diferentes ámbitos de la política nacional. Incluso, Uribe se convirtió en el peor enemigo político de Santos durante sus 7 años restantes en el poder.

Viento en popa entre Duque y Uribe

Situación diferente se vive actualmente con el gobierno de Iván Duque, también ‘hijo’ político de Álvaro Uribe, que parece vivir una ‘luna de miel’ con el senador. Es tan cercana la relación que existe entre ellos que, aunque casi nunca se dejan ver juntos, Uribe respalda la mayoría de sus decisiones y se va en contra de sus críticos para defenderlo.

La relación entre Duque y Uribe no se limita a lineamientos por parte de este último, calificados como órdenes por algunos críticos, sobre cómo llevar la gestión del Gobierno, sino que hay episodios en los que aparecen funcionarios siguiendo las órdenes de Uribe e, incluso, confundiéndolo con Duque y llamándolo “presidente Uribe”.

Al hacer un balance de este primer año de gestión, también hay que decir que el senador Uribe se ha mostrado como fiel defensor del gobierno de Duque. Muestra de ello son dos situaciones o polémicas que vivió el presidente este año: una con el gobierno de Donald Trump y otra con la revista The Economist que lo criticó recientemente.

En abril pasado, Trump lanzó dardos a Duque por la permisividad con la lucha contra el narcotráfico y el negocio de las drogas. Lo tildó de permitir que este flagelo haya crecido 50 % en Colombia desde que Duque llegó al poder.

Ante esto, Uribe expresó preocupación y dijo que Estados Unidos no puede tener un mejor aliado en el mundo que Colombia para luchar contra el narcotráfico.

“Colombia y Estados Unidos han sido unos aliados naturales y leales en la lucha contra el narcotráfico. Estas 209 mil hectáreas de droga en parte aparecen también por el apoyo de Estados Unidos a ese acuerdo de inmunidad a las Farc que lo dio la administración Obama. Colombia está sufriendo las consecuencias de ese acuerdo”, dijo Uribe en abril pasado, y defendió la labor de Duque.

El otro hecho en el que salió a defender al presidente Duque fue recientemente cuando The Economist criticó su gestión y calificó su primer año como “improductivo” en materia legislativa. Ante esto, el senador Uribe se molestó y cuestionó la credibilidad de la revista ante las críticas.

“Es una pena que la credibilidad de una institución como The Economist se sacrifique por las simpatías personales de su corresponsal”, afirmó el expresidente en Twitter.

Por lo anterior, es evidente la diferencia de actitud y trato de Uribe ante Duque y Santos. Mientras que a este último lo rezagó en solo un año de gobierno por ir en contravía de sus propósitos políticos e ideologías de gobierno, al actual presidente le exalta los logros y no escatima en halagos ante la opinión pública.

“El presidente, los ministros y el gobierno han dado un magnífico ejemplo de transparencia. A eso se suma la relación con el Congreso, se ha venido discutiendo y aprobando una agenda legislativa que puede cambiar para bien costumbres de la política, eliminando esa corrupción de la mermelada”, sentenció Uribe recientemente para calificar el primer año de Duque en el poder.