En el noticiero se hizo énfasis en algunas conductas que últimamente se han visto en buses y estaciones de Transmilenio, en Bogotá, donde los colados se cuentan por montón y espacio en el que se ven situaciones insólitas, como la de un hombre que recientemente entró sin pagar con una motocicleta debido a que la misma se había quedado sin gasolina.

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En ese sentido, el medio estableció un parangón con Medellín, donde el metro mueve un millón de pasajeros al día, aunque también con respectivos escándalos de comportamiento e inseguridad.

Fue así como la reportera Érika Zapata se ubicó en la estación San Antonio, una de las más concurridas, para dar a entender, como ella misma lo consideró, que en ese lugar “la cultura es de respeto”.

“Acá la gente se porta bien, todo está limpio y no está vandalizado, ni hay colados”, apuntó la reportera con su remarcado acento paisa.

Posteriormente, entrevistó a viajero que este reiterar su punto de vista, aunque el hombre infló más el pecho que la propia corresponsal.

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El hombre, identificado como Juan Camilo Pérez, resaltó la parte negativa de lo que se ve en el sistema de buses articulados de la capital colombiana y destacó lo ocurre en los vagones que recorren el Valle de Aburrá.

“Acá es muy diferente a ciudades como Bogotá, donde se ve un desorden para todo”, dijo en principio.

Y añadió: “Esto es muy diferente, acá se ve la cultura, se ve que la gente respeta mucho a las damas, a las mujeres. Se ve muy chévere y se mantiene muy limpio”.

En video, la singular declaración: