El pasado 7 de septiembre el coronel Salinas entregó sus primeras declaraciones al ente acusador y en ellas detalló quiénes fueron sus socios en la oficina de interceptaciones ilegales.

Un fragmento de esa confesión señala a Carlos Arenas, un exfuncionario de la oficina de prensa de la Policía de Bogotá. Según el testimonio de Salinas, recogido por El Espectador, Arenas es clave porque lo contactó con varios clientes, como importantes empresarios de Bogotá y PepsiCo; pero además, porque atrajo a Guatibonza para que hiciera parte de la red criminal.

El diario señala que desde finales de 2017, “Arenas contactó a Guatibonza para contarle que era socio de una empresa que podía interceptar mensajes de WhatsApp y que quería invitarlo a hacer parte del negocio. En un principio Guatibonza desconfió, por lo que Arenas le dijo que le pasara un caso para él probarle sus capacidades”.

En este punto entra la mujer infiel. Para probar lo que le ofrecía Arenas, Guatibonza le pidió que interceptara el teléfono de la esposa de un amigo suyo porque tenían sospechas de que tenía un amante.

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Una semana después, Arenas le entregó al general (r) los chats y las llamadas que intercambió la mujer con otro hombre. Esas pruebas motivaron a Guatibonza a vincularse con esa red y así conoció al coronel (r) Salinas.

El diario también reseña que ya como parte del negocio de chuzadas, Guatibonza adoptó un rol de más categoría y hasta le propuso a Salinas interceptar el celular de alias ‘Guacho’ durante el secuestro de los tres periodistas ecuatorianos, que fueron secuestrados y asesinados por las disidencias de las Farc.

Y al parecer lo lograron o estuvieron muy cerca, pues precisamente ese caso fue uno de los indicios que tuvieron las autoridades para investigar una “Fiscalía paralela”, como la calificó el Fiscal Néstor Humberto Martínez.

Esto porque durante las conversaciones entre Ecuador y Colombia para buscar la liberación del equipo periodístico, los investigadores se dieron cuenta de que el Gobierno de Ecuador tenía información de inteligencia que no había sido compartida con ellos por los colombianos.

Al preguntarles a las Fuerzas Armadas ecuatorianas por la fuente de esos datos, contaron que una empresa de seguridad intentó venderles la información y que en redes sociales se presentaba como aliada de Guatibonza. Incluso Salinas habría viajado a Ecuador a ofrecer sus servicios.

“Al parecer, Guatibonza los habría acompañado. Pero, en contravía de sus objetivos e intereses económicos, los ecuatorianos no les compraron la idea y enviaron a las agencias de inteligencia en Colombia una alerta de que oficiales (r) de la Fuerza Pública estaban ofreciendo servicios de interceptación ilegal”, puntualizó El Espectador.