Para la columnista existen datos que confirman que esta amenaza podría desbordar completamente las fronteras y entrar con fuerza al país, si las autoridades colombianas no actúan de inmediato para controlar los focos de contagio.

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El vector de transmisión podría ser las miles de mujeres y jóvenes que se prostituyen en Colombia y cuya cifra se estima en unas 4.500 prostitutas, entre los 16 y los 34 años de edad, que arribaron al país huyendo del hambre, destaca Ochoa citando cifras recientes de la Secretaría de la Mujer y el Observatorio de Equidad y Género de Bogotá.

“El lío es que muchas de ellas son portadoras del VIH. El doble lío es que no reciben antirretrovirales desde hace cuatro años. El triple lío es que no pueden pagar el costo de esos tratamientos, los cuales cuestan al año entre 10.000 y 30.000 dólares americanos”, expresó la periodista en El Tiempo.

Este problema es una “cortesía del desastre chavista que destrozó a Venezuela”, pero que debería tener en el país una respuesta acertada por parte de las autoridades sanitarias antes de que se salga de control, anota la columnista que sugiere 3 maneras para prevenir el contagio, según estudios epidemiológicos que no citó en la columna.

  1. Campañas masivas de educación sexual.
  2. Distribución de preservativos.
  3. Circuncisión para hombres homosexuales.

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Y agrega que el asunto está adquiriendo connotaciones mucho más graves si se tiene en cuenta que en Venezuela “aumentaron las muertes por Sida en un 75 % desde 2011, debido a la falta de medicamentos antirretrovirales. Y ahora con los flujos de migración masiva, se espera un contagio a lo largo y ancho de toda América Latina”.