La Cancillería se refirió al tema solo después de que estalló el escándalo, pues emitió un comunicado en el que directamente se señala de la falta al encargado de conducir el vehículo en cuestión.

De hecho, su pronunciamiento se tituló así: “Comunicado sobre una infracción de tránsito cometida por uno de los conductores de la entidad”.

Acto seguido se aclaró que el Ministerio se dio cuenta del hecho “a través de redes sociales”, dando a entender que el chofer ingresó al carril del sistema de transporte masivo por determinación propia y que no estaría siguiendo órdenes.

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En el mismo escrito, el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que el automotor tiene “placas diplomáticas”, lo que no lo exime de cumplir la ley, y que está “asignado al despacho del Viceministerio de Asuntos Multilaterales”.

Acto seguido, el texto intentó limpiar la imagen de Laura Gil, la viceministra:

“En el momento de la infracción, la alta funcionaria no se encontraba dentro del vehículo y, por lo tanto, desconocía la situación”.

Por último, la entidad terminó de echarle el agua sucia al chófer anunciándole una “investigación” mediante “la oficina de control disciplinario interno”.

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Acá, las imágenes de hecho: