El caso ocurrió en la clínica La Asunción, de Barranquilla, cuando los familiares de la religiosa Zapata se dieron cuenta de que el cuerpo que les mostraron no era el de su ser querido, reporta El Heraldo de Barranquilla.

Casi de forma simultánea, los parientes de otra mujer fallecida en ese hospital, llamada Luz Marina Rodríguez, se comunicaron con el centro hospitalario para decir que el cuerpo que les habían entregado no era el de su ser querido.

El problema es que el cuerpo de la monja que murió en Barranquilla por complicaciones con el COVID-19 el pasado miércoles 28 de abril, a los 65 años, no aparece.

Según el medio Zona Cero, el exalcalde Alejandro Char se refería a la hermana Zapata como “mi superrectora” (la monja fue rectora del plantel durante los últimos 18 años) y publicó este mensaje: “Su sonrisa estará siempre presente en mi corazón. Le decía que era mi súper rectora cada vez que nos encontrábamos. Mis condolencias a toda la comunidad académica de la I.E.D. Madre Marcelina, a sus amigos y familia”.

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Por su parte, el colegio donde laboraba la religiosa emitió su mensaje de condolencia en su cuenta de Facebook: “Cuántos momentos vividos, cuántas clases son las que recordaremos, cuántas experiencias gratas, pero sobre todo, cuántas enseñanzas que siempre nos servirán en nuestra vida diaria”.

Y concluye: “Gracias por todos esos momentos; ahora que Dios la tiene en su gloria esperamos que siga guiando nuestros pasos como ángel que ayuda a los que piden misericordia”.

El jueves 29 de abril se presentaron 63 muertes por COVID-19 en el departamento de Atlántico, según el Instituto Nacional de Salud (INS).