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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 25, 2025 - 12:43 pm
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En el informe publicado por El Espectador, se destaca el desarrollo de una estrategia educativa implementada en Bogotá para mejorar el acceso a la educación de niños y jóvenes en zonas vulnerables. Según lo relatado por el medio, el enfoque principal de esta iniciativa fue identificar a los menores que presentaban riesgo de deserción escolar, así como aquellos que, por diferentes razones, nunca habían accedido al sistema educativo formal. La Secretaría de Educación del Distrito diseñó un censo en el que participaron trabajadores sociales, psicólogos y docentes, quienes recorrieron barrios periféricos para establecer contacto directo con las familias y promover el retorno o el ingreso de estos niños a las aulas.

El trabajo, según cifras proporcionadas por la Secretaría y verificadas por El Espectador, permitió reincorporar a alrededor de 5.000 menores que anteriormente no asistían a clases. Para ello, la estrategia incluyó la creación de cupos flexibles en los colegios y el acompañamiento psicosocial constante, pues uno de los principales hallazgos del equipo fue la importancia de apoyar emocionalmente tanto a los adolescentes como a sus familias. Los testimonios recogidos por el periódico reflejan que muchos padres y madres, afectados por la pobreza y la violencia, carecían de información suficiente sobre los derechos educativos, lo que dificultaba la continuidad escolar de sus hijos.

A la par de las visitas domiciliarias, El Espectador informa que la Secretaría de Educación impulsó campañas en medios comunitarios y fortaleció la red de orientadores escolares, una figura encargada de detectar casos de vulnerabilidad al interior de los planteles. Estos orientadores, citados en el reportaje, explicaron que su labor consiste en prevenir situaciones de exclusión escolar, interviniendo de forma directa con quienes identifican señales de posible deserción, como ausencias recurrentes o bajo rendimiento.

El periódico también resalta que los retos para mantener a los niños dentro del sistema educativo no son únicamente de carácter económico. Según los docentes consultados, existen factores asociados a la inseguridad, el trabajo infantil y las migraciones internas, temas que complejizan el panorama y exigen soluciones articuladas entre varias instituciones estatales. De acuerdo con el análisis editorial, la colaboración entre entes gubernamentales y organizaciones comunitarias ha sido fundamental para consolidar estos avances en materia de acceso y permanencia escolar.

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Finalmente, El Espectador subraya que, aunque Bogotá presenta cifras alentadoras tras la aplicación de esta estrategia educativa, se requieren medidas sostenidas para evitar retrocesos, especialmente en contextos de crisis económica. El medio concluye que la continuidad de estos programas dependerá tanto del respaldo institucional como de la participación activa de las comunidades, quienes han mostrado una creciente conciencia sobre la importancia de la educación como herramienta para el desarrollo social y económico.

¿Qué obstáculos enfrenta la permanencia escolar en barrios vulnerables? Aunque la Secretaría de Educación dispone de programas específicos para evitar la deserción, El Espectador presenta que el principal desafío radica en condiciones externas como la pobreza estructural, el trabajo infantil y la inseguridad en los entornos. Estas situaciones suelen obligar a niños y adolescentes a abandonar sus estudios para contribuir al sustento familiar o proteger su integridad. Docentes y orientadores escolares resaltan que la intervención estatal debe estar enfocada no solo en el acompañamiento académico, sino también en el apoyo psicosocial sostenido a estudiantes y familias que enfrentan riesgos múltiples.

En este contexto, el papel de las redes de apoyo, como los orientadores escolares y las campañas comunitarias, resulta indispensable. Mantener la motivación y la estabilidad emocional en los niños es una tarea compleja cuando persisten amenazas externas, por eso la Secretaría ha insistido en la necesidad de alianzas interinstitucionales para abordar el fenómeno de manera integral y no limitarlo al ámbito educativo.

¿Qué es un orientador escolar y cuál es su función? El texto de El Espectador define al orientador escolar como un profesional, generalmente de áreas como psicología o trabajo social, encargado de garantizar el bienestar emocional y psicosocial de los estudiantes. La labor de estos orientadores no se limita a identificar problemas de aprendizaje, sino que abarca la detección temprana de situaciones de riesgo como el ausentismo, la violencia intrafamiliar o la desnutrición, que pueden provocar la deserción escolar.

Según lo documentado en el reportaje, estos profesionales acompañan de cerca tanto a estudiantes como a familias, facilitando derivaciones a otros servicios sociales cuando es necesario. En los contextos vulnerables, su función se considera estratégica para construir entornos protectores y fomentar la permanencia en la escuela, evitando así que se profundicen las brechas de acceso a la educación.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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