Las vendettas mafiosas reaparecen en Bogotá. Basta recodar el expolicía y tres acompañantes que asesinaron y dejaron abandonados en un carro en la Autopista Norte y, ahora, el homicidio registrado en la mañana de este viernes en el barrio Mazurén (Suba), donde sicarios, en moto y con fusil, acribillaron a un hombre, que se encontraba dentro de un vehículo.

La víctima fue identificada como Claudio Silva Otálora, de 45 años, exmiembro del DAS y del CTI, reconocido como papero en Corabastos y quien fue investigado por enriquecimiento ilícito, testaferrato y lavado de activos. Incluso, de haber, presuntamente, lavado dinero de la mafia a través del equipo Independiente Santa Fe. Lo particular, es que él ya había sido víctima, a finales de julio, de otro atentado, en un lujoso condominio, en Colina Campestre, en el que murió su conductor.

Lo que se sabe del crimen de Silva Otálora es que, en la mañana de este viernes, se encontraba en la carrera 53 a con calle 150 a, en un vehículo junto a otra persona, con quien había sostenido una conversación par más de media hora. De repente, llegaron cuatro hombres en cuatro motocicletas y dispararon contra la víctima, quien falleció de manera inmediata.

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Los implicados emprendieron la huida, mientras eran perseguidos por la Policía, que logró incautarse de dos fusiles y dos motocicletas, que fueron abandonados por los criminales”, indicó la Policía. Debido al alto impacto del crimen, el comandante de la Policía Metropolitana designó a un grupo especial de investigadores, quienes iniciaron, en coordinación con la Fiscalía, las labores para establecer los responsables y móviles del hecho,

Historia oscura

El atentado del que fue víctima Silva Otálora ocurrió el 28 de julio pasado, en un condominio de Colina Campestre. Ese día los sicarios, que portaban armas con silenciador, lo estaban esperando en el garaje del conjunto. Allí se registró una balacera, en la que murió Víctor Julio Solano, quien era el conductor de quien sería el blanco principal del crimen. Ese día, las autoridades capturaron a uno de los sicarios.

Pero detrás del atentado y su reciente asesinato hay una larga historia, cercana a las mafias. De Silva se sabe que trabajó en el extinto DAS y luego en el CTI, de donde salió en 1993. También, que era reconocido como comerciante en Corabastos, y que luego fue extraditado en 2011, acusado por una corte de Nueva York, por lavado de activos. En Colombia también enfrentó cargos por enriquecerse con dineros del narcotráfico, según un expediente de la Fiscalía.

En las investigaciones en su contra, lo vincularon como socio principal de Luis Agustín Caicedo Velandia, con quien estableció la organización de drogas más poderosa que haya visto el país después de los carteles de Cali y Medellín.

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Supuestamente, durante más de 15 años, Silva, Caicedo y sus ‘subalternos’ (entre ellos Daniel El Loco Barrera) habrían negociado estupefacientes que enviaban a Estados Unidos. A su socio Caicedo Velandia lo asesinaron en julio del año pasado, en el barrio Pablo VI de Bogotá. Los sicarios lo atacaron en la plazoleta del barrio, disparándole a él y a un acompañante, quien sería su abogado.

Don Lucho’ durante décadas narcotraficante del cartel de carteles o cartel El Dorado, una organización mafiosa que reunió a los capos de la droga que tenían influencia en Bogotá y zonas aledañas.

Silva Otálora es el hijo de Odilio Silva Quiroga y Graciela Otálora de Silva, una pareja que provenía de zona rural de Cundinamarca. Antes de ingresar en el mundo del narcotráfico, fue funcionario del DAS y de la propia Fiscalía, de donde fue retirado en 1993.

En su momento más próspero, poseía propiedades rurales en Cota, Zipaquirá, Nemocón, Pacho, La Dorada; cuantiosos bienes urbanos en Bogotá y Zipaquirá; cultivos, sociedades, ganado vacuno, caballos de paso, vehículos y hasta una plaza de toros en Patio Bonito, una de sus tantas fincas.

Con su muerte, se reviven no solo las conexiones del narcotráfico en la capital, sino las vendettas del narcotráfico, que generan inseguridad y miedo.