El bebé, hijo de integrantes del grupo armado que operaban en ese departamento, había sido raptado “como prenda de garantía” para obligar a sus padres a permanecer en las filas de la disidencia, indicó el Ejército en un comunicado.

Sin embargo, tras desmovilizarse, estos manifestaron que “el niño había sido arrebatado de sus brazos el pasado 26 de abril” por el grupo armado organizado residual Estructura Décima.

El operativo de rescate se realizó mediante una inserción aérea en la aldea Caño Seco, del municipio de Arauquita, en donde fue capturada una mujer como responsable del hecho.

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En el sitio se allanó el inmueble en el que permaneció el niño durante cuatro meses y posteriormente fue entregado al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para el restablecimiento de sus derechos.

Los padres se habían entregado voluntariamente a las tropas de la Décima Octava Brigada del Ejército” y denunciaron que el secuestro tenía el objetivo de obligarlos a regresar a las filas disidentes.

Sin un mando unificado, los disidentes de las Farc cuentan con unos 2.300 combatientes distribuidos en varios frentes y se financian principalmente con las rentas del narcotráfico y la minería ilegal, según inteligencia militar.