Yamit Luna, uno de sus empleados, fue quien lo encontró muerto, el pasado 11 de junio. El hombre aseguró en Noticias Caracol que vio a Brim acostado en la cama y por eso pensó que “estaba dormido”. Después de un tiempo, al ver que no se levantaba ni se movía, se preocupó y fue a llamarlo. En ese momento se dio cuenta de su muerte.

El Coronel Gustavo Verdugo, comandante de la Policía de Santa Marta, indicó al noticiero que si bien se presume que se trató de “una situación pasional”, las autoridades, en cabeza del CTI de la Fiscalía, ya están investigando el caso para determinar los motivos de este asesinato e identificar al responsable.

Las autoridades indicaron a El Tiempo que, horas antes de la muerte de Brim, él estaba departiendo con su pareja sentimental en su casa, donde hallaron droga y licor. Al parecer, había más personas en el lugar.

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El diario capitalino también conoció que el ciudadano noruego hacía parte de la comunidad LGBT y vivió 7 años en Santa Marta, “donde hacía obras sociales con las comunidades indígenas y niños pobres”.

Un comerciante de la zona le manifestó al periódico que la víctima “era una persona muy servicial” y que “se enamoró de Minca” tan pronto como llegó a la capital del Magdalena.

Jan Mesicek, amigo de Brim por cerca de 25 años, señaló al medio noruego NRK que la víctima planeaba montar un café para ayudar a la comunidad de Minca:

“Era importante para él ayudar a los lugareños y planeó construir un restaurante local donde le pudiera enseñar a la gente sobre alimentos saludables”.

El noruego es el segundo extranjero asesinado en Santa Marta en lo que va corrido del año. El primer crimen ocurrió a finales de marzo pasado, cuando delincuentes mataron a un sueco por robarle una cadena.