La mujer salía de su casa a cumplir con sus labores de reciclaje cuando fue atacada a tiros, este viernes en la mañana, y según informó el Canal Uno Hurtado había sido amenazada de muerte por medio de un panfleto que circuló en esa población desde comienzos de este mes.

Además, el noticiero aseguró que esta mujer era una de las “líderes sociales” que trabajaba en esa población desde el reciclaje.

La víctima, de 34 años de edad, tenía cuatro hijos, y según dio a conocer El Tiempo dos hombres en moto la abordaron y le dispararon en el preciso momento en que ella se despedía de uno de sus pequeños, de 9 años.

“Cuentan testigos que las escenas posteriores fueron desgarradoras debido a que el pequeño hijo de la mujer intentó auxiliarla, al tiempo que corría despavorido y pidiendo ayuda a vecinos que a esa hora también se disponían a iniciar sus labores”, reseña el medio capitalino.

Dicho video del menor está circulando profusamente en redes sociales. Sin embargo, Pulzo se abstiene de publicarlo por su contenido sensible.

Si bien el nombre de esta mujer no figuraba como tal en el panfleto que circuló, y que estaba atribuido a supuestas ‘autodefensas gaitanistas de Colombia’, allegados a la víctima denunciaron que allí se referían a ella con un calificativo de insulto: “la gorda hp mujer del chatarrero”, según se lee en el papel.

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El asesinato de Hurtado Montaño provocó el rechazo de la comunidad y una enérgica protesta de la ONG Cordoberxia, que cuestionó “la ineficaz política pública de desmonte de estructuras paramilitares” y la tardía reacción de las autoridades competentes a la hora de proteger a los líderes amenazados, agrega el medio local La Razón.

En el panfleto también se lanzan amenazas de muerte contra Paola Andrea Jaraba, que según Cordoberxia es una reconocida activista de derechos humanos de Tierralta y fundadora de la plataforma municipal de derechos humanos y democracia. También, miembro del consejo de paz y en proceso de restitución de tierras en Tierralta, labor por la cual se vio obligada a salir de la población.

“Un hombre llego hasta mi casa y tomándome del brazo me dijo que tenía media hora para desocupar el pueblo”, denunció Jaraba, según cita en un comunicado la ONG.