El primer protagonista era un ciudadano identificado como Ariosto Gutiérrez. Sus restos fueron recogidos a las 10:30 de la mañana de hoy, después de un día de haber muerto, informó Blu Radio.

De acuerdo con la frecuencia radial, los familiares de Gutiérrez estuvieron esperando alguna respuesta de las autoridades, pero tuvo que ser una funeraria la que levantó el cadáver en su casa en el barrio Quiroga, en el sur de la capital.

Andrea Gutiérrez, hija del hombre, le dijo a ese medio que su papá fue el sábado al Centro de Atención Prioritaria en Salud Olaya por un fuerte dolor en su pecho.

A pesar del fuerte síntoma, le asignaron una cita prioritaria para el pasado domingo a las 4:00 de la tarde; cita a la que no alcanzó a llegar.

La hija de Gutiérrez le contó a la emisora que él se devolvió para su casa y, según cree, murió de un infarto.

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Llamaron a una ambulancia y los funcionarios hicieron ir a un médico forense. Este lo examinó y les dijo que no podía determinar la causa de la muerte y que debía ser un médico de la Secretaría de Salud.

Ante estas indicaciones, cuenta Blu Radio, los familiares llamaron y desde la entidad les dijeron que la EPS debía autorizar. “Así estuvimos esperando todo el domingo”, destacó la mujer.

A pesar de que su padre ya completaba más de un día muerto, este lunes en la mañana les dijeron que debían contratar una funeraria para que hiciera el levantamiento del cuerpo.

El caso de Facatativá

El otro episodio que dejó en evidencia a las autoridades ocurrió en el municipio aledaño a la capital, señaló Alerta Bogotá.

Fue el caso de Álvaro Ortega, de 53 años de edad, que estuvo cerca de 18 horas sin que unidades de criminalística levantaran su cuerpo.

La emisora popular señala que, aparentemente, el hombre habría sufrido un paro cardiorespiratorio.

Si bien la familia del hombre estaba disgustada por las demoras, fuentes de ese medio señalaron que cumplen con los protocolos que deben ser aplicados en la pandemia.