Melania estaba junto a su esposo y a la pareja francesa en un jardín de la residencia presidencial de Washington y, en un momento en el que todos estaban hombro con hombro, el mandatario estadounidense estiró su dedo meñique izquierdo para tratar de llamar la atención de su cónyuge.

Sin embargo, Melania parecía no querer tomarle la mano a Trump, por lo que trató de ignorarlo y -a juzgar por las imágenes difundidas en televisión- puso algo de resistencia hasta que finalmente cedió. Pero eso no duró mucho, ya que cuando se movieron del lugar, no pasaron muchos segundos antes de que se separaran otra vez.

La escena no es nueva (y tampoco reciente). La resistencia de la primera dama estadounidense a darle la mano a Trump viene casi desde la posesión, aunque los episodios más recordados ocurrieron en Roma y en Tel Aviv, donde las cámaras no perdieron oportunidad de registrar esos momentos de distancia, que le dieron la vuelta al mundo.

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Pero el rechazo de Melania no es la única anécdota que ha dejado la visita de los Macron a Estados Unidos. El mismo martes, el presidente Trump interrumpió una declaración que estaba dando dentro de la Casa Blanca para limpiarle la caspa del hombro a su homólogo francés.

Además, ha llamado mucho la atención en los medios el cercano contacto físico de los presidentes, que han intercambiado largos apretones de manos, abrazos, palmadas amistosas en la espalda y, lo más extraño -al menos en Trump- besos en la mejilla. Aunque el presidente estadounidense los ha respondido con mucho ánimo… y con estirada de ‘trompa’ incluida.

Este es el video del curioso momento: