Sandy Harding, gerente general de la tienda de Bend, recibió una llamada el lunes desde una estación radial australiana. Quedó impactada con la noticia.

“No tenía idea”, aseguró. “Me preguntaba cuál de nosotros iba a durar más”.

La tienda de Bend ofrece los últimos lanzamientos, pero los clásicos son los más apetecidos por los clientes, explicó Harding a CNN:

“Puedes ir a Redbox (máquinas dispensadoras de películas en diversas tiendas de EE. UU.) y pedir los nuevos títulos, pero ellos no tienen los más antiguos. Netflix y Amazon tampoco lo tienen todo”.

Desde que se convirtió en el último Blockbuster del continente, la tienda de Bend se llenó de visitantes nostálgicos, que llegan a tomarse fotos. Muchos no rentan películas, pero sí compran camisetas, calcomanías o imanes para el recuerdo.

Toda la mercancía de recuerdo es fabricada en negocios locales, destacó Harding.

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Blockbuster fue un fenómeno cultural cuando se inauguró a mediados de la década de 1980, cuando la gente acudía a las tiendas para alquilar películas, recuerda The Bulletin.

“La compañía tenía más de 9,000 tiendas en su apogeo. Pero su popularidad comenzó a disminuir a medida que los servicios de transmisión en línea como Netflix y Hulu se convirtieron en formas más convenientes de ver películas”, explica el medio.

La compañía se declaró en bancarrota en 2010 y cerró todas sus tiendas corporativas a principios de 2014. Las tiendas franquiciadas restantes continuaron cerrándose, agrega The Bulletin.