Así, la Gran Bretaña está siguiendo el ejemplo de Estados Unidos en su ayuda a Ucrania.

Estos sistemas M270 MLRS “aumentarán significativamente las capacidades de las fuerzas ucranianas”, aseguró el Ministerio británico en un comunicado.

La decisión se tomó en “estrecha coordinación” con Washington, que la semana pasada anunció el suministro de equipamientos Himars con un alcance de 80 kilómetros, es decir, lanzacohetes múltiples montados en vehículos blindados ligeros.

Los ucranianos llevaban tiempo pidiendo lanzacohetes para poder atacar las posiciones rusas al tiempo que disponen sus baterías más lejos del frente.

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Sin embargo, el presidente estadounidense Joe Biden descartó proporcionar a Ucrania sistemas de lanzamiento de cohetes de largo alcance que puedan llegar hasta Rusia, a pesar de las reiteradas peticiones de Kiev de este tipo de armas, para evitar que Estados Unidos sea visto como un cobeligerante.

El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió el domingo que Moscú atacaría nuevos objetivos si Occidente suministraba misiles de largo alcance, afirmando que las actuales entregas de armas buscan “prolongar el conflicto”.

“Si la comunidad internacional mantiene su apoyo, Ucrania puede ganar”, defendió el ministro británico de Defensa, Ben Wallace.

“La estrategia de Rusia está cambiando, y nuestro apoyo debe cambiar también”, añadió, subrayando que las nuevas armas permitirán a los ucranianos “protegerse mejor contra el uso brutal de la artillería de largo alcance, que las fuerzas de Putin han utilizado indiscriminadamente para arrasar ciudades”.

El apoyo militar del Reino Unido a Ucrania asciende hasta ahora a más de 750 millones de libras (937 millones de dólares, 874 millones de euros).