Trump habló con Ainsley Earhardt, de Fox News, y mencionó las consecuencias que, a su juicio, habría en caso de que se le abriera un proceso de destitución que podría derivar en su salida de la Casa Blanca. Lo primero que dijo es que, en ese escenario, “los mercados colapsarían”.

Luego aprovechó para echarle flores a su gobierno:

“No entiendo cómo pueden impugnar a alguien que ha hecho un gran trabajo”.

Más adelante aseguró que en caso de ser objeto de un ‘impeachment’ (proceso de destitución), “todos serían muy pobres” y agregó que si él no hubiera sido elegido como presidente, la economía del país habría ido hacia abajo. Después, resaltó logros que, según él, ha tenido su gobierno:

“Me deshice de las regulaciones, el recorte de impuestos fue una cosa tremenda. […] Aprobé los ductos [de petróleo], 48 mil empleos. Hice muchas cosas”.

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El presidente Trump también aprovechó para atacar a su partido rival, el Demócrata, y a Hillay Clinton, que compitió contra él por esa colectividad en las elecciones de 2016, al asegurar que en caso de que ella se hubiera impuesto en las votaciones, hoy en día los estadounidenses estarían mucho peor.

Las especulaciones sobre un eventual proceso de destitución volvieron a tomar fuerza después de que su exabogado Michael Cohen se declarara culpable de violar las leyes de financiación de campaña y asegurara que actuó bajo las órdenes de Trump al hacer generosos pagos a mujeres con las que el mandatario tuvo relaciones, a cambio de silencio.

Vale la pena recordar que, al día de hoy, solo ha habido 2 procesos de destitución contra presidentes estadounidenses: el primero culminó con la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974 por el escándalo de Watergate.  El segundo inició en 1998 y terminó con la absolución de Bill Clinton,en medio de las denuncias por su relación extramarital con Monica Lewinsky.