El telescopio James Webb encontró la primera evidencia contundente de que un exoplaneta tenga una atmósfera de dióxido de carbono. Las observaciones anteriores de otros telescopios como Hubble y Spitzer ya habían revelado la presencia de vapor de agua, sodio y potasio en la atmósfera del exoplaneta, denominado WASP-39b.

Este planeta es un gigante gaseoso con temperaturas de alrededor de los 900°C, en las que condiciones para la vida como la conocemos. Fue descubierto en 2011, tiene una masa semejante a la de Saturno, 1,3 veces el tamaño de Júpiter, orbita alrededor de una estrella gigante similar al Sol y se encuentra a 700 años luz de la Tierra.

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WASP-39b está muy cerca de su estrella anfitriona, casi a un octavo de la distancia entre en Mercurio y el Sol, por lo que en cuatro días la rodea.

Uno de los objetivos principales del James Webb es analizar las atmósferas de exoplanetas y gases que puedan indicar procesos biológicos en los planetas. La gran atmósfera sin nubes del WASP-39b lo hacía un buen candidato para realizar esta exploración.

Entre los elementos que tiene el telescopio, hay un espectrógrafo, denominado NIRSpec, que con una visita logró obtener un espectro de CO2 del WASP-39b.

La astrofísica Andrea Guzmán publicó en redes sociales que lo importante de detectar CO2, conocer su abundancia y la presencia de otros elementos como el metano o el monóxido de carbono en un planeta es que “nos permite calcular algo que se llama la razón entre el carbón y el oxígeno C/O, que nos puede dar pistas importantes sobre la formación y evolución de sistemas planetarios como el nuestro. En especial, las moléculas de CO2 guardan información importante sobre la historia de la formación de planetas”.

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Guzmán añade que “esto es un maravilloso indicio del poder del Telescopio James Webb para caracterizar y entender mundos distantes parecidos a la Tierra que nos lleven más cerca de responder a la pregunta de si hay vida o no en el Universo”.

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La Nasa señaló en un comunicado que este hallazgo “ofrece pruebas de que en el futuro Webb podría ser capaz de detectar y medir el dióxido de carbono en la delgada atmósfera de planetas rocosos más pequeños”.

Vivien Parmentier, profesora asociada de física en la Universidad de Oxford y una de las científicas detrás de este hallazgo, afirmó para The Guardian que “queremos saber cuán únicos somos y cuál es la posibilidad de vida en otras partes del universo. La detección de CO2 suele ser una de las cosas que buscamos, esto demuestra que tenemos la capacidad, lo cual es extremadamente emocionante para todos nosotros”.