Eso ocurrió “a pesar de la pandemia de coronavirus y la contracción consecutiva de la economía mundial”, indicó este jueves el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), especializado en la materia.

Cerca de dos tercios de ese aumento se debe a Estados Unidos, responsable del 40,3 % (738.000 millones de dólares) del gasto total, y a China (10,6 %, con 193.300 millones).

En Asia, la tendencia del gasto continuó al alza, aunque a un ritmo un poco menor (+4,3 %, frente al +4,6 % de 2019).

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“Varios países ajustaron su presupuesto militar para reorientar sus fondos a ayudas contra la crisis o a medidas de apoyo a la economía”, explicó el IISS en su informe. “Sin embargo, otros simplemente redujeron o difirieron el aumento de los gastos previstos, más que recortarlos“.

El informe también subraya el crecimiento de las capacidades militares de China, sobre todo la Marina, que incrementó su flota considerablemente, un indicio de las ambiciones territoriales de Pekín en el mar de China meridional.

En Europa también aumentaron los presupuestos de defensa, un 2 %, sobre todo para hacer frente a Rusia, considerada una amenaza creciente desde la anexión de Crimea en 2014. Aún así, numerosos países de la OTAN continúan estando lejos del objetivo de dedicar el 2% de su PIB a ese ramo para 2024, según el IISS.

“El compromiso de actores clave” como Francia, el Reino Unido, Alemania e Italia, “de aumentar sus presupuestos de defensa en 2021 y más adelante da cuenta de su intención de evitar los recortes que siguieron a la crisis de 2007-2008”, precisó el instituto.

En 2019, los gastos militares registraron su mayor aumento en una década, un 4 %, en un contexto de rivalidad creciente entre grandes potencias y la carrera de nuevas tecnologías.