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Más de 2.700 concentraciones están previstas este sábado en ciudades de todo Estados Unidos, desde las grandes metrópolis hasta pequeñas localidades de estados republicanos, en protesta contra lo que los organizadores describen como las prácticas autoritarias del actual presidente. Donald Trump, interpelado por las críticas, se limitó a responder que “no es un rey”. El movimiento, centrado en la política interna estadounidense, no se pronuncia sobre las acciones en el exterior de Trump.
Este sábado 18 de octubre, miles de personas salen a las calles en todo Estados Unidos convocadas por el movimiento No Kings, que denuncia lo que considera “excesos autoritarios y una corrupción creciente del gobierno de Donald Trump”.
En su página oficial, el movimiento resume su mensaje con una frase clara: “El 18 de octubre, millones de nosotros volvemos a levantarnos para mostrarle al mundo que Estados Unidos no tiene reyes y que el poder pertenece al pueblo”.
Entre sus denuncias, acusan al presidente de comportarse “como un monarca”, de enviar fuerzas federales a las ciudades, deportar familias migrantes y recortar servicios públicos mientras favorece con beneficios fiscales a los grandes millonarios.




El movimiento —impulsado por una coalición de organizaciones de tendencia progresista como Indivisible, 50501 Movement y la American Civil Liberties Union (ACLU)— llama a una movilización masiva, pacífica y de alcance nacional para “rechazar esta toma de poder y esta corrupción”, apoyándose en el lema reiterado: “Sin tronos. Sin coronas. Sin reyes.”
En total, están previstas más de 2.700 concentraciones en todo el país, desde las grandes ciudades hasta pequeñas localidades de estados republicanos, e incluso cerca de la residencia del presidente en Mar-a-Lago, Florida, donde pasa el fin de semana.
Habrá marchas en urbes a las que Donald Trump ha enviado recientemente a la Guardia Nacional como Washington o Chicago, y en otras donde evalúa hacerlo como Boston y Nueva Orleans. También se han convocado manifestaciones en Canadá, con actos en Toronto, Vancouver y Ottawa. Los organizadores estiman que varios millones de personas participarán en las movilizaciones.
Según el sitio oficial de No Kings, las principales demandas del movimiento se centran en la política interna de Estados Unidos. En su mensaje no aparecen referencias a temas de política exterior —como las supuestas ejecuciones extrajudiciales en el Caribe en el marco de la lucha contra el narcotráfico—, lo que indica que el movimiento enfoca sus esfuerzos exclusivamente en los asuntos domésticos del país.
Republicanos equiparan las manifestaciones con el terrorismo
Por su parte, el presidente estadounidense comentó esta semana de forma escueta en el canal conservador Fox News: “Me califican de rey. Yo no soy un rey”. En cambio, varias figuras de su partido han arremetido con virulencia contra las protestas previstas, llegando a compararlas con el terrorismo.
Calificando la convocatoria de “movilización de odio contra Estados Unidos”, el líder republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, afirmó: “Apuesto a que verán seguidores de Hamás y Antifa”, en referencia a esta corriente política que el presidente estadounidense ha clasificado recientemente como “organización terrorista”. El congresista por Minnesota Tom Emmer acusó, por su parte, a los demócratas de haber cedido ante el “ala terrorista” de su partido.
“Este movimiento va a desempeñar un papel determinante para el futuro de Estados Unidos, así que entiendo que estén nerviosos”, respondió el viernes a la agencia de noticias AFP el demócrata de Maryland Glenn Ivey, quien añadió que participaría en las marchas.
Frente a los “abusos de poder de Donald Trump y sus aliados”, “no nos dejaremos silenciar”, aseguró previamente Deirdre Schifeling, dirigente de la ACLU (American Civil Liberties Union). El llamado a manifestarse fue difundido también por la estrella de Hollywood Robert De Niro, quien en un video instó a sus conciudadanos a levantarse “de manera no violenta” contra el “rey Donald Trump”.
Un discurso cada vez más agresivo desde la Casa Blanca
De Niro no es el único famoso que se ha manifestado contra el presidente. A mediados de junio, una primera jornada de movilización — organizada por el mismo colectivo — congregó a millones de personas de todas las edades y se convirtió en la protesta más grande desde el regreso del republicano a la Casa Blanca. Figuras como el actor Mark Ruffalo y el presentador Jimmy Kimmel —cuyo talk show fue suspendido temporalmente tras presiones del gobierno de Trump— también participaron en aquella ocasión.
Acusan que desde su retorno al poder en enero, Donald Trump ha alterado el equilibrio democrático del país, invadiendo competencias del Congreso y de los Estados, y amenazando a sus opositores con represalias judiciales. Con un discurso cada vez más beligerante, ha desplegado militares en varios bastiones demócratas para, según él, combatir la migración irregular y la criminalidad. Recientemente incluso instó a los generales estadounidenses a movilizarse contra el llamado “enemigo interno”.
En su narrativa, las ciudades del país —especialmente las gobernadas por demócratas— aparecen retratadas como escenarios de violencia y caos, una especie de apocalipsis urbano que, según su versión, justificaría la intervención del ejército. Sin embargo, expertos en seguridad sostienen que esta retórica no refleja una degradación general de la situación, aunque reconocen que los problemas de seguridad pública son antiguos. Para estos analistas, el presidente utiliza ese discurso para mezclar criminalidad, migración y extrema izquierda en una misma narrativa ideológica.
El ejemplo más reciente se dio el miércoles 8 de octubre, cuando Trump convocó una mesa redonda sobre el movimiento Antifa, convertido en su nuevo enemigo público número uno. Lo acompañaban “periodistas patriotas” encargados de “documentar” la supuesta amenaza.
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En un decreto presidencial fechado el 22 de septiembre, el magnate llegó a clasificar como “organización terrorista” lo que en realidad es un movimiento antifascista no estructurado y descentralizado. El texto del decreto acusa a sus miembros de pretender “derrocar al gobierno de Estados Unidos, a las fuerzas del orden y a nuestro sistema judicial”.
Con AFP y Reuters
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