Scholz, quien venía desempeñándose como vicecanciller y ministro de Finanzas de Merkel, devuelve al Partido Socialdemócrata (SPD) la jefatura del gobierno, 16 años después de la derrota de Gerhard Schröder frente a la líder conservadora.

Lo hace al frente de una coalición con los Verdes y el Partido Liberal (FDP), socios que no lograron dirimir sus abismos ideológicos hace cuatro años, cuando la entonces canciller fracasó en el intento de formar con ellos una alianza de Gobierno.

Scholz, un pragmático de la corriente centrista en la familia socialdemócrata, llegó a su objetivo tras una campaña basada más en el continuismo que en la ruptura con la línea de su entonces jefa de gobierno.

De mano derecha de Ángela Merkel a nuevo canciller alemán

Hace apenas seis meses, los sondeos apuntaban a que el SPD quedaría en tercera posición, por detrás de conservadores y verdes. Scholz empezó a dar la vuelta al marcador impulsado, por un lado, por la falta de credibilidad de Laschet y, por el otro, por sus guiños al electorado, al presentarse como factor de estabilidad tras Merkel, la política mejor valorada del país.

Llegó a dejarse fotografiar en plena campaña mostrando el gesto con las manos en forma de rombo, característico y sello de identidad de la canciller.

Su gestión en Finanzas le permitió crear confianza en muchos sectores, que recompensaron una campaña centrada en las inversiones, la reconstrucción económica y la lucha climática.

Acudió en auxilio de los afectados por las devastadoras inundaciones del oeste del país, prometiendo ayuda urgente, mientras Laschet -jefe de gobierno de un estado federado afectado- seguía con sus deslices.

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Esto le permitió convertirse en vicecanciller de Merkel, pese a que muchos de sus compatriotas lo identificaban con los graves disturbios registrados en Hamburgo durante la cumbre del G20 en 2017. En ese entonces era alcalde-gobernador de la ciudad estado.

En 2020, ya al frente de Finanzas, su imagen se vio de nuevo salpicada por el escándalo Wirecard, la compañía de pagos electrónicos que falseó balances sin que Finanzas lo evitara. Sus detractores le achacan falta de empatía y le han comparado incluso con un robot, pero Scholz ha sabido darle la vuelta a su figura de gris funcionario y transmitido la idea de garante de estabilidad.

¿Quién es Olaf Scholz, el nuevo canciller alemán?

El ascenso político de Scholz (nacido en 1959 en Osnabrück, en el norte de Alemania) empezó bajo el gobierno de Schröder (1998-2005)

Las bases del partido socialdemócrata, cansadas tras sucesivas ediciones de gran coalición bajo Merkel, no lo eligieron en 2019 como líder del partido y prefirieron al dúo izquierdista formado por Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans. Sin embargo, cuando ellos tuvieron que escoger a un candidato a la Cancillería recurrieron a Scholz sabiendo que era el más indicado para captar votos de centro.

Su gestión en la cartera de Trabajo, en la anterior coalición bajo Merkel, hicieron que su nombre fuera casi una provocación para el ala izquierda del SPD. Aun así, demostró su disposición a recurrir al gasto público en momentos en que lo considera necesario.

Como ministro impulsó la ley que reglamentaba la jornada reducida subvencionada, instrumento clave que evitó que el paro se disparara en Alemania durante la crisis del euro.

El mismo lema orientó las decisiones adoptadas ante los estragos económicos de la pandemia, que llevó a Alemania a relajar el dogma de la austeridad que había seguido su antecesor en Finanzas, el conservador Wolfgang Schäuble.

La biografía de Scholz está ligada al SPD en lo público y en lo privado: está casado con su correligionaria Britta Ernst desde 1998 y tiene su residencia familiar en Potsdam, capital de Brandeburgo, el estado federado que envuelve Berlín y de cuyo gobierno es su esposa ministra de Juventud, Educación y Deporte.