La guerra, sus dramas y sus narrativas, se deben contar, y visibilizar. Hoy la historia de un niño ucraniano de 11 años que llegó a Eslovaquia solo es la historia que se reescribe en medios de comunicación. Venía de la ciudad de Zaporiyia, la ciudad con la central nuclear que fue bombardeada por el ejército ruso. 

El niño fue montado en un tren por su madre quién no pudo viajar porque debía cuidar a su mamá que tiene una discapacidad que no le permite desplazarse. Su padre no puede salir del país debido a la restricción que pesa sobre los hombres de 18 a 60 años. La mediática ciudad de la central nuclear está ocupada por los rusos desde el viernes 4 de marzo de 2022.

“Llegó solo desde Zaporiyia (donde se encuentra la planta nuclear atacada por los rusos) porque sus padres se tuvieron que quedar en Ucrania”, declaró la portavoz de la policía, Denisa Bardyova, a la agencia AFP.

El perfil oficial de la policía de Eslovaquia publicó un elocuente mensaje diciendo que había recibido al niño ucraniano y que está bien de salud, y seguro. Un recibimiento emotivo y lleno de alegría.

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