El asesinato de un niño de once años a manos de su compañero de clase, un año menor, se registró el domingo pasado en una tienda que alquila consolas y videojuegos. El menor agresor se molestó porque el otro niño, identificado como Samuel, de 11 años, le ganó una partida.
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El niño perdedor fue a su casa, tomó una pistola de sus familiares y regresó al local para dispararle en la cabeza al que le había ganado, informaron las autoridades.
Si bien la actitud de los padres de portar armas y dejarlas sin cuidado al alcance de los niños resulta reprochable, es aún más sorprendente la capacidad del menor de resolver con semejante grado de violencia el malestar que le produjo la derrota en un juego. El niño agresor y su familia huyeron.
Veracruz es uno de los estados más violentos de México por las disputas entre narcotraficantes y de estos con fuerzas de seguridad del Estado.




Desde 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva antidrogas, se han registrado unos 340.000 asesinatos y decenas de miles desaparecidos, la mayoría atribuidos al crimen organizado.
A comienzos de enero, en Estados Unidos, un niño de seis años disparó contra su maestra en una escuela del estado de Virginia, hiriéndola de gravedad.
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