Así se conoció en un reporte de seguridad que detalla que el lujoso edificio Grand Tower, de la zona conocida como Polanco, “cada hora está protegido por siete u ocho guardias que vigilan los distintos accesos”, reveló Infobae.

Ese medio obtuvo un documento que le envío la administración del condominio a los demás residentes en el que les confirman que hay un “sospechoso del homicidio”, que según la Procuraduría de México se investiga como feminicidio, y que la misma Laura Cristina le dio acceso a su vivienda.

Laura Cristina Ovalle Quintero

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“La inquilina llevaba aproximadamente un año arrendando el departamento y fue ella misma la que le dio autorización de acceso al sospechoso de homicidio. El protocolo de seguridad en todo momento se llevó a cabo de acuerdo con las consignas de seguridad”, se lee en el documento que busca la tranquilidad de los vecinos.

Infobae revela que el edificio tiene un “estricto protocolo de acceso” que exige a los no residentes registrarse en un libro de visitas al entrar. Después, el vigilante llama al residente para que permita el ingreso a la torre y solo en ese momento los guardias desbloquean el ascensor, “que se activa únicamente con las tarjetas que poseen los residentes”.

Laura Cristina Ovalle Quintero

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El documento de la administración enfatiza en que los vigilantes no incumplieron ese protocolo. Sin embargo, no se detalla cómo es el procedimiento para la salida de los visitantes, pues el atacante salió del complejo residencial tranquilamente.

Sin embargo, los investigadores se centran en analizar los videos de seguridad y las huellas digitales; aunque según dicho documento, bastaría con interrogar al último visitante que Laura Cristina autorizó.

Esto porque la víctima recibía a los clientes a los que le ofrecía servicios sexuales en su apartamento.

La ironía es que “no le gustaba ir a hoteles o salir a otros lugares. Decía que era inseguro, que le daba miedo que pudiera llegar la policía y detenerla, o que alguien le hiciera algo… y mira: al final la asesinaron dentro de su propia casa”, le contó Alejandra, una amiga de Laura, a Contra Réplica.

Ese medio detalla que Laura Cristina vivía preocupada con esa situación y por eso acostumbraba a hacer la mayoría de sus actividades en inmediaciones a dicho complejo residencial, y acudía a restaurantes o salones de belleza cercanos.

Laura Cristina Ovalle Quintero

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Además mantenía su cuerpo en uno de los dos gimnasios del edificio, que también cuenta con cancha de pádel, solárium, dos piscinas, cine y sala de yoga, entre otros, detalla Infobae.

Por último, el medio destaca que conversó con los vecinos de la víctima y nunca sospecharon a qué se dedicaba porque no vieron en el edificio distintos hombres que pudieran ser clientes, y solo resaltan el orden y la limpieza de su vivienda, pues tenía una empleada que trabajaba todos los días, y que fue quien halló su cuerpo e informó a las autoridades.