Los relatos fueron otorgados a las autoridades estadounidenses que investigan el caso, y divulgados primero en República Dominicana, de acuerdo con el noticiero.

Entre las varias voces que intervienen para reconstruir lo sucedido, el medio identifica al excapitán Germán Rivera García, apodado ‘Mike’, el exsubteniente Jheyner Carmona, el exsargento Ángel Yarce y el exsoldado Naiser Franco.

Según ellos, la operación para matar al presidente comenzó la madrugada del miércoles 7 de julio, cuando el comando de colombianos partió en 4 equipos de 5 integrantes hacia la residencia presidencial en el barrio Pelerin de Puerto Príncipe, la capital haitiana. Con ellos solo iría el exfuncionario local Joseph Badio, señalado de ser autor intelectual del asesinato, y un puñado de haitianos.

Los colombianos aseguran que la orden que tenían era “matar a todos, todo el que se encuentre dentro de la casa”, que no quedara ningún testigo, y cuentan que creían que solo estaban ejecutando una orden de captura. Además, sostienen que solo poseían unas 15 a 16 armas de fuego y que no todos los involucrados iban con armamento.

El intercambio de disparos con la seguridad presidencial habría iniciado solo hasta alcanzar un segundo puesto de control. De acuerdo con su relato,  un primer dato que causa extrañeza es que intentaron forzar una puerta para ingresar, pero luego se percataron de que el portón principal estaba abierto.

Ya en el edificio el exsargento Duberney Capador era el encargado de coordinar la operación. Una vez despejado el primer piso, el segundo hecho que llama la atención es que encontraron a 4 policías de la seguridad dentro de una habitación ya en postura de rendición, acostados boca abajo y rogando por su vida, dejando a un lado el armamento de dotación, que no utilizaron.

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Los encargados de acceder a la segunda planta para ejecutar al presidente eran los más experimentados, principalmente exmiembros de la compañía Delta del Ejército, del bloque de búsqueda y el comando especial del ejército contra capos del narcotráfico, detalla Caracol.

Al llegar a la habitación donde se encontraba el presidente Moïse, los testimonios se vuelven dubitativos sobre quién fue el que abrió fuego, pero a regañadientes señalan que fue el soldado retirado Víctor Pineda, con un fusil M4 el que hizo los 12 disparos que acabaron con la vida del mandatario, y de paso hirieron a la primera dama.

Así escaparon los mercenarios colombianos de la residencia presidencial de Haití

Una vez muerto el presidente, los colombianos dicen que fueron por dinero que había en la casa, particularmente 2 maletas y 3 cajas al parecer cargadas de billetes, una parte de los cuales harían parte de su pago. También se llevaron las grabaciones de vigilancia y documentos del presidente.

En ese punto, Badio y los demás cómplices habían desaparecido. Capador los iba a guiar al palacio de gobierno, donde creían que se proclamaría un nuevo presidente, quien a su vez los designaría como su guardia personal, tal como se les habría prometido a priori.

Sin embargo, en el camino se toparon con fuerzas haitianas que les impidieron el paso y los obligaron a atrincherarse en una casa, donde murieron tres de ellos: el sargento Javier Romero y Duberney Capador por granadas, mientras que el exsoldado Miguel Garzón se disparó por error y en su agonía pedía que sus propios compañeros lo mataran.

En medio del asedio, y bajo un fuego muy intenso, se les seguía prometiendo que vendrían a ayudarlos, e incluso les mentían diciendo que la embajada de EE. UU. “se estaba moviendo e iban a mover soldados”. Mientras tanto, encontraron refugio en la embajada de Taiwán, de donde los sacaron las fuerzas del orden al día siguiente.

Desde entonces han estado a disposición de la justicia haitiana, a su merced y sin atenuantes pese al involucramiento de cada vez más personajes locales. Su testimonio sería clave para esclarecer el único magnicidio de un presidente en el continente durante el siglo XXI.