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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, volvió a pronunciarse sobre la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe y las costas de América del Sur. En declaraciones realizadas este martes 4 de noviembre desde la ciudad amazónica de Belém, el mandatario advirtió que llevará este tema a la próxima cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebrará entre el 9 y 10 de noviembre.
“Intentaremos abordar este tema de Venezuela y la participación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en el Mar Caribe en la CELAC”, sostuvo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva en una conferencia con periodistas, en alusión a los operativos ordenados por el presidente estadounidense Donald Trump contra supuestos objetivos vinculados al narcotráfico en aguas caribeñas cercanas a Venezuela.
El mandatario brasileño aseguró que América Latina es una región de paz y que los conflictos deben resolverse mediante el diálogo. “Venezuela enfrenta un problema político que debe resolverse en la esfera política”, subrayó. “Le dije al presidente Trump que América Latina es una región de paz, no de guerra”.
Sus declaraciones se producen en medio de la tensión regional y mientras Estados Unidos realiza una serie de ataques aéreos contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, operaciones que Washington justifica como parte de una ofensiva antidrogas.
“La CELAC debe discutir la presencia de buques de guerra”
Lula insistió en que la Cumbre CELAC-Unión Europea, que tendrá lugar en la ciudad de Santa Marta, en Colombia, “no tiene sentido” si no incluye en su agenda los recientes ataques estadounidenses en las costas latinoamericanas. “La reunión de la CELAC solo tiene sentido en este momento si discutimos esta cuestión de los buques de guerra estadounidenses aquí en los mares de América Latina”, expresó el presidente del gigante sudamericano.
El jefe de Estado brasileño aseguró que está valorando su participación en el encuentro, pese a las dificultades de agenda, con el objetivo de “defender a los países de América Latina”.
En su intervención, Lula criticó el uso de la fuerza militar por parte de Washington, al señalar que los problemas políticos en la región deben resolverse con diplomacia. “No quiero que lleguemos a una invasión terrestre. Le dije al presidente Trump, y se lo repito, que los problemas políticos no se resuelven con armas. Se resuelven con diálogo”, enfatizó.
Lula también afirmó que Brasil tiene “todo el interés” en ayudar a Venezuela y a otros países del continente a enfrentar los desafíos vinculados al narcotráfico, pero insistió en que Estados Unidos debería ofrecer cooperación, no bombardeos. “La Policía tiene todo el derecho de hacer el combate al narcotráfico y la responsabilidad de hacerlo, y los estadounidenses podrían estar intentando ayudar a esos países, no estar disparando contra ellos”, añadió.
Ataques y condenas internacionales
En las últimas semanas, el gobierno de Trump ha reforzado el despliegue militar estadounidense en el Caribe, una decisión que ha generado rechazo entre varios países de la región. Desde comienzos de septiembre, los ataques aéreos estadounidenses contra lanchas civiles sospechosas de narcotráfico en aguas cercanas a Venezuela y otras zonas del Pacífico han dejado al menos 60 muertos, según cifras de organismos internacionales.
El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, calificó estas acciones como “ejecuciones extrajudiciales” y pidió una investigación independiente.
A pesar de la presión militar sobre Caracas, tanto Trump como su secretario de Estado, Marco Rubio, han negado que Washington esté planeando una invasión a Venezuela. Sin embargo, Lula alertó sobre la escalada de tensión y recordó que ya en su encuentro con Trump en octubre, durante la reunión en Malasia, había insistido en la necesidad de preservar la paz regional.
Un llamado al diálogo y a la prudencia
El presidente brasileño consideró que América Latina no debe ser escenario de enfrentamientos armados. “El único conflicto que queremos es uno verbal que no haga daño ni quite vidas, que no derribe puentes, que no destruya ferrocarriles, que no destruya casas y que tampoco haga daño. No necesitamos un contencioso en América Latina”, declaró.
Para Lula, la prioridad debe ser la estabilidad democrática y la cooperación económica. En esa línea, reiteró que los países de la región deben mantener una voz unida frente a los intereses externos. “América Latina es una zona de paz”, insistió, señalando que los problemas políticos deben solucionarse en el ámbito de la política, no en el militar.
El líder brasileño pidió que Estados Unidos asuma un rol constructivo si realmente busca combatir el narcotráfico y fortalecer la estabilidad en el continente. “Si quieren luchar contra el narcotráfico, deberían estar intentando ayudar, no disparar”, remarcó.
Brasil, en medio de tensiones comerciales con Estados Unidos
Además de los cuestionamientos al despliegue militar estadounidense, Lula abordó otro punto sensible en la relación bilateral: el aumento de aranceles que Washington impuso sobre los productos brasileños.
El gobierno de Trump elevó los gravámenes a muchas exportaciones brasileñas del 10% al 50%, una medida que ha tensado las relaciones comerciales entre ambas naciones. Lula aseguró que si las negociaciones no avanzan tras la cumbre climática COP30, que se celebra en Belém, volverá a comunicarse directamente con Trump.
“Si cuando termine la COP30 no se ha programado una reunión entre mis negociadores y los negociadores de Trump, voy a llamar a Trump otra vez porque él tiene mi teléfono y yo tengo el suyo”, declaró el mandatario.
Lula explicó que su gobierno busca revertir las sanciones y alcanzar un acuerdo comercial justo. “Le dije al presidente Trump que era muy importante que nuestros negociadores comenzaran a hablar pronto”, comentó.
“No tengo problema en ir a Washington”
El presidente brasileño enfatizó que está dispuesto a viajar a Estados Unidos para continuar las negociaciones, y espera reciprocidad del mandatario estadounidense. “No tendría ningún problema en ir a Washington o Nueva York para negociar, y confío en que el presidente Trump no tenga ningún problema en venir a Brasil”, afirmó.
Según Lula, su ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, el vicepresidente Geraldo Alckmin y el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, están preparados para sostener una nueva reunión con sus pares estadounidenses.
“Cuando termine la COP, si no hubo reunión entre los negociadores, no tendré ningún problema en volver a llamar al presidente Trump, no tendré ningún problema en ir a Washington, Nueva York y espero que él no tenga ningún problema en venir a Brasil”, reiteró.
El mandatario aclaró que no se opone al establecimiento de tarifas aduaneras, pero consideró que deben respetar los límites fijados por la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Reconozco que un país puede poner aranceles a otro. Estoy cansado de firmar cosas para gravar a otros países, pero los aranceles deben estar en consonancia con la OMC”, explicó.
Sanciones y diplomacia judicial
Durante su encuentro con Trump en Kuala Lumpur, el 26 de octubre, Lula le solicitó que retire las sanciones impuestas contra autoridades brasileñas y miembros del Poder Judicial. Estas medidas fueron tomadas en represalia por la condena al expresidente Jair Bolsonaro, sentenciado a 27 años de cárcel por “liderar una trama golpista” para desconocer los resultados de las elecciones de 2022.
Lula aseguró haber transmitido a Trump “por escrito” la solicitud de levantar esas sanciones y afirmó haber salido optimista del encuentro con su par estadounidense. “Salí de la reunión con el presidente Trump convencido de que llegaremos a un acuerdo”, señaló, destacando que ambas naciones mantienen interés en recomponer sus relaciones.
Lula y la crisis de seguridad en Brasil
En paralelo a los asuntos internacionales, Lula también se refirió a la situación interna de su país, en particular a la operación policial que dejó 121 muertos en Río de Janeiro. Calificó el episodio de “matanza” y sostuvo que fue una acción “desastrosa” del Estado de Río.
“No había una orden de matanza y hubo matanza”, afirmó el mandatario, al tiempo que confirmó que organismos federales investigan el operativo. Explicó que la acción tenía el objetivo de capturar a integrantes del Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas de Brasil, pero terminó en un saldo trágico.
Lula lamentó que muchas de las víctimas ya hayan sido enterradas sin peritajes y reiteró su compromiso con el fortalecimiento del combate al crimen organizado. “El Gobierno federal ha propuesto al Parlamento una reforma constitucional para mejorar la coordinación de las fuerzas federales, regionales y municipales”, señaló.
La lucha contra el crimen organizado y la cooperación regional
El presidente defendió la creación de un centro policial en la ciudad amazónica de Manaos, que reúne agentes de varios países sudamericanos, como parte de una estrategia regional contra el crimen organizado.
“El crimen organizado es parte de América Latina y de los Estados Unidos”, advirtió Lula y reconoció la dimensión transnacional del problema. Según el mandatario, bandas como el Comando Vermelho y el Primer Comando de la Capital, originadas en Brasil, ya operan en otros países, al igual que los carteles mexicanos o el Tren de Aragua, con presencia en múltiples naciones del continente.
Da Silva insistió en que el combate a estas organizaciones debe realizarse mediante cooperación internacional y políticas sociales que reduzcan la desigualdad.
Lula y su lucha contra la ultraderecha
Durante sus declaraciones en Belém, Lula también confirmó que buscará la reelección en las elecciones de octubre de 2026. A sus 80 años, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) afirmó que se siente en su mejor momento personal y político.
“En lo que dependa de mí, nunca más alguien de la extrema derecha negacionista va a gobernar este país”, dijo, en alusión a Jair Bolsonaro, hoy bajo prisión domiciliaria. “Me esfuerzo para que la democracia venza y para que el pueblo comprenda la diferencia entre democracia y autoritarismo”, añadió.
El presidente admitió que anunciar su candidatura durante su visita a Indonesia fue un “error”, aunque lo atribuyó al buen trato recibido por las autoridades locales. “Allí no tengo ningún voto”, bromeó.
En tono más personal, confesó sentirse “bien de salud, enamorado de su esposa Janja y en el mejor momento de su vida”.
Las encuestas, según medios brasileños, lo muestran liderando la intención de voto frente a cualquier posible candidato, mientras la derecha aún no define quién sucederá políticamente a Bolsonaro. De resultar electo, Lula se convertiría en el primer presidente brasileño en ejercer un cuarto mandato.
Con EFE, AP y Reuters
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