Sofiane Rahmani no se lo puede creer. Después de vivir años en la calle, ahora tiene comida gratis y habitación en el hotel de 3 estrellas“Un lujo”, declaró este argelino de 16 años.

El mes pasado, cuando el hotel se enfrentó a una cascada de cancelaciones de reservas debido a la pandemia de COVID-19, el gerente decidió acoger a los sin techo.

Hay 20 habitaciones a disposición de mujeres sin techo y otras 11 para menores no acompañados como Sofiane Rahmani que no pueden solicitar asilo en Suiza debido a la normativa de la Unión Europea.

“Sucedió de forma bastante natural”, explica el gerente del hotel Alain Meuwly, sentado en la sala de desayunos, donde solo puede haber una persona por mesa y se guarda la distancia entre ellas.

Cuando Suiza comenzó a cancelar todos los eventos públicos y a cerrar restaurantes y comercios para frenar la propagación del virus a comienzos de marzo, “más del 90 % de nuestras reservas fueron canceladas”, dijo.

El hotel, administrado como un negocio destinado a generar ingresos para el Ejército de Salvación, estaba vacío cuando Meuwly se enteró de que esa organización buscaba lugares seguros para albergar durante la pandemia a algunos de los cientos de personas sin techo de Ginebra.

En Suiza, donde más de 1.100 personas han muerto por la enfermedad de la COVID-19, cada uno de los 26 cantones tiene su reglamentación para los sin techo. 

En Ginebra, el Ejército de Salvación y otras organizaciones proporcionan desde hace tiempo albergues de emergencia con unas decenas de camas. Pero nunca, hasta ahora, noche y día.

Acoger a los habitantes de la calle fue bastante fácil, asegura Meuwly. Los empleados del establecimiento están en paro técnico y se creó un equipo de trabajadores sociales para ocuparse de los nuevos residentes, que podrán quedarse en el hotel hasta el primero de junio.

“Como es un público un poco especial, hemos eliminado algunos dispositivos que suele haber en los hoteles de 3 estrellas, como las tabletas, las máquinas de café, etc. Pero es el mismo confort”, detalla el Meuwly .

Son las mismas camas, las mismas almohadas, la televisión. Aprecian mucho el Wifi”, agrega.

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El Bel’Esperance recupera así su vocación social histórica, ya que durante más de 60 años fue un hogar para mujeres.

Fue transformado en hotel en 1996 y el precio por habitación puede ascender a 600 francos suizos (570 euros o unos 2 millones y medio de pesos colombianos) por noche en temporada alta.

Meuwly no teme que esto vaya a perjudicar al negocio una vez terminada la crisis. “Recibo muchos correos electrónicos de clientes habituales que se han enterado de lo que estábamos haciendo aquí. Nos han felicitado y hasta se ofrecieron a ayudarnos”, dijo, asegurando que “es casi una baza comercial”.

Sofiane Rahmani está muy contento con su alojamiento temporal: “El confort es total”. Le gustaría quedarse “toda la vida”. 

Llegó a España hace 3 años después de cruzar el Mediterráneo en barco. Después viajó a París y el mes pasado a Ginebra.

Alojada en el mismo hotel, Hafida Marsli, una marroquí de 42 años que llegó a Suiza hace una década, opina lo mismo. “Aquí estamos realmente muy bien. Cada uno tiene su habitación”.

Valérie Spagna, directora de acogida nocturna del Ejército de Salvación, destaca que las condiciones son muy diferentes a las de las habitaciones compartidas que suelen albergar a los sin techo por la noche.

Una acogida las 24 horas del día como en Bel’Esperance les permite “descansar, cuidarse, dormir el tiempo que quieran y tener una vida un poco más normal”, afirma. “La vuelta a la realidad… será dolorosa”, advirtió.