Un grupo de legisladores de la oposición en Ecuador está presionando por la destitución del presidente conservador Guillermo Lasso, después de casi dos semanas de masivas protestas encabezadas por grupos indígenas que exigen precios más bajos del combustible y de los alimentos.

Las manifestaciones, en ocasiones violentas y que comenzaron el 13 de junio, han dejado como saldo hasta el momento 6 muertos y múltiples ataques contra la fuerza pública. Incluso, se han registrado desmanes en establecimientos comerciales que han resultado vandalizados. 

Las protestas han empeorado la ya conflictiva relación de Lasso con la Asamblea Nacional, cuyos legisladores han bloqueado sus principales propuestas económicas, mientras lucha por contener la creciente violencia que atribuye a las bandas de narcotraficantes.

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Los asambleístas del opositor movimiento UNES, leales al expresidente Rafael Correa, pidieron en sus cuentas de Twitter que se adelanten las elecciones, previstas para el 2025, y dijeron que ponían a disponibilidad su cargo. La Constitución de Ecuador permite a los legisladores destituir a los mandatarios y convocar elecciones si el país atraviesa una crisis política o disturbios masivos.

En medio de esa difícil situación, los intentos de diálogo entre el gobierno de Ecuador y los indígenas han sido en vano, pues no han podido llegar a un acuerdo y de momento las conversaciones se encuentran en un estado de congelamiento. Incluso, un funcionario del gabinete de Lasso arremetió contra los líderes de las protestas. 

“Se han desenmascarado ellos solos. No quieren dialogar. No quieren acordar. No quieren que el país se reactive. No quieren paz. Hasta ahora lo único que han demostrado es que quieren violencia”, dijo este viernes el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, en entrevista con la emisora FM Mundo.