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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 1, 2025 - 5:56 pm
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Desde el 7 de octubre de 2023, el Gobierno de Benjamin Netanyahu ha soltado todos sus frenos en su carrera por expandir el control israelí en Cisjordania. Invasiones militares y redadas a gran escala, violencia desatada de soldados y colonos israelíes y récords de aprobaciones de nuevos asentamientos y viviendas en territorio ocupado son algunas de las medidas que arraigan la agenda anexionista de Israel y que amenazan con sepultar cualquier opción de un futuro Estado palestino. Análisis a dos años del inicio de la guerra en Gaza. 

Cualquiera que haya seguido de cerca la situación de Cisjordania ocupada en los últimos dos años llega a la misma conclusión: nunca antes Israel había acelerado tanto su agenda anexionista ni con tanta violencia como desde el 7 de octubre de 2023.

Con la atención global puesta en la urgencia de una Gaza arrasada por los ataques del Ejército israelí, el Gobierno de Benjamin Netanyahu expandió a un ritmo sin precedentes la colonización del territorio palestino y se amparó en el “estado de emergencia” declarado tras las masacres cometidas por Hamás en el sur de Israel para endurecer las medidas punitivas contra la población palestina.

“La situación en general se ha deteriorado en los últimos dos años”, subraya a France 24 Allegra Pacheco, directora del Consorcio para la Protección de Cisjordania (WBPC, por sus siglas en inglés).

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Esta sentencia se sustenta en que todos los indicadores muestran cifras disparadas.

La Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) recaba que al menos 996 palestinos han muerto por fuego israelí en Cisjordania -incluyendo Jerusalén Este- desde el 7 de octubre de 2023, la gran mayoría a manos del Ejército, pero también una veintena asesinados por colonos.

Precisamente, según esa agencia de Naciones Unidas, los ataques de colonos israelíes contra palestinos –protegidos y en ocasiones secundados por soldados– han superado los 3.000 en los últimos 24 meses, una violencia que –agrega Pacheco– ha provocado “un nuevo fenómeno de desplazamiento forzado” de más de 3.000 palestinos.

“(Los colonos) entran en las comunidades, atacan a la gente, queman sus propiedades y básicamente los intimidan hasta el punto en que los palestinos no tienen más opción que huir para salvarse“, explica la abogada estadounidense, quien agrega que los atacantes “tienen impunidad”, mientras que si los palestinos se defienden de las agresiones “pueden ser arrestados” o “pueden recibir un disparo y ser asesinados por los colonos”.

“El movimiento de colonos es parte integral del Gobierno israelí, se les ha otorgado poder, han sido incorporados en la estructura gubernamental y no hay rendición de cuentas por ningún acto de violencia contra los palestinos”, subraya.

Del mismo modo, los palestinos han visto acrecentarse las violentas redadas diarias del Ejército israelí y los arrestos masivos y arbitrarios.

En la actualidad existen más de 11.000 presos palestinos en cárceles israelíes, de acuerdo a la Sociedad de Prisioneros Palestinos, con unos 3.500 bajo detención administrativa, un tipo de arresto sin cargos ni juicio que las autoridades israelíes aplican casi exclusivamente a los palestinos.

Además, organizaciones de Derechos Humanos han documentado el grave deterioro de las condiciones para los reclusos en las cárceles de Israel, con múltiples denuncias de abusos y maltratos, bloqueos a las visitas de familiares y abogados y limitaciones en el acceso a la comida y la salud.

Esto se ha traducido en al menos 77 presos muertos bajo custodia israelí desde octubre de 2023.

Asimismo, Pacheco añade que en los campos de refugiados del norte de Cisjordania y algunas aldeas, las fuerzas israelíes “se han embarcado en operaciones militares al estilo de Gaza”, causando “masiva destrucción de infraestructuras y viviendas y desplazamiento forzado”. 

De acuerdo a cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), entre los campos de Jenin, Tulkarem y Nur Shams –sometidos a esta campaña militar desde enero y sin un final a la vista– hay más de 34.000 desplazados, lo que supone el éxodo forzado de palestinos más grande en Cisjordania desde la Guerra de los Seis Días de 1967.

Aviv Tatarsky, veterano activista israeli de la organización Ir Amim, advierte a France 24 que “Israel desea el control de todo el territorio de Cisjordania, pero quiere deshacerse de la población palestina, y el gran peligro es que se siente confiado en que Cisjordania está en sus manos”.

“Ahora –continúa Tatarsky– va a pasar a la siguiente etapa de expulsiones masivas y limpieza étnica en Cisjordania. Y, Dios no lo permita, si no se detiene a Israel, podemos llegar a ver en Cisjordania escenas similares a las de Gaza”.

Los asentamientos israelíes amenazan la continuidad territorial de Cisjordania

A la par de la violencia exacerbada, en estos dos años Israel ha expandido su control territorial a partir de la aprobación de nuevos asentamientos –ilegales bajo el Derecho Internacional– y planes de construcción de viviendas, así como con la instalación de decenas de puestos de avanzada informales.

Si bien estos últimos son, a priori, ilegales también según la normativa israelí, las autoridades les brindan un apoyo de facto, garantizándoles protección de soldados y acceso a infraestructuras básicas, y, a menudo suelen ser ‘regularizados’ por el Gobierno unos años después de su nacimiento.

La ONG israelí Peace Now, que monitorea la expansión de la colonización en Cisjordania, ha documentado la creación de 121 outposts –campamentos o granjas en tierras privadas palestinas que permiten a unos pocos colonos controlar una mayor cantidad de territorio– desde octubre de 2023, lo que representa un 40% de los casi 300 establecidos desde 1996.

Asimismo, en mayo pasado, el Gobierno de Benjamin Netanyahu anunció la creación de 22 nuevos asentamientos en Cisjordania ocupada, “la medida más amplia de este tipo” en más de 30 años, según Peace Now. Y en lo que va de 2025 ya ha dado el visto bueno para la edificación de más de 25.000 nuevas viviendas en los asentamientos israelíes, un récord absoluto para un solo año.

“Lo que estamos viendo es la expansión de los asentamientos sin ningún freno”, advierte Allegra Pacheco.

La más reciente muestra de ello es la aprobación del plan israelí para construir unas 3.400 viviendas en el denominado bloque E1, un área adyacente al asentamiento de Ma’ale Adumim cuya construcción supondría interrumpir la continuidad territorial de Cisjordania, desconectándola de Jerusalén Este (ocupada y anexionada por Israel) y partiéndola en dos porciones: una de Ramallah hacia el norte, y otra de Belén hacia el sur.

Si bien el proyecto no es nuevo (su origen data de los años noventa), intentos anteriores de impulsarlo se frenaron ante el amplio rechazo internacional.

Pero eso ya no parece ser un problema para Netanyahu y su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich (él también colono radical al que el primer ministro designó a cargo de los asuntos civiles en Cisjordania), quienes no ocultan que su objetivo es enterrar cualquier posibilidad de crear un Estado palestino.

Leer tambiénIsrael y el ‘Proyecto E1’: ¿qué implicaciones tiene el plan que dividiría Cisjordania?

“Vamos a quedar rodeados por todos lados y no sé qué pasará con nosotros”, sostiene a este medio Yousef Jahalin durante un recorrido de nuestra corresponsal Janira Gómez Muñoz por Khan al-Ahmar, un área de chabolas de beduinos palestino que viven desperdigados en la zona y están expuestos a los ataques de colonos y a las órdenes de expulsión israelíes.

Aunque habitan el área en la que Israel pretende levantar el E1 desde hace décadas, temen sumarse a los más de 7.000 palestinos que han sido desplazados por la fuerza en Cisjordania y Jerusalén Este desde octubre de 2023 como consecuencia de la demolición o desalojo de más de 3.500 propiedades palestinas.

“El Gobierno israelí solo quiere judíos en esta zona. Nos separan de la sociedad palestina y esto amenaza nuestro futuro. El futuro de toda Palestina está en manos de Netanyahu y Smotrich”, lamenta Yousef.

El líder de la comunidad, Eid Jahalin, sentencia, desesperanzado: “Si se construye el corredor E1 será la última bala en la cabeza del proceso de paz”.

Anexión vs. reconocimiento: ¿es viable un Estado palestino?

Si antes del 7 de octubre de 2023 la viabilidad de un futuro Estado palestino ya estaba en entredicho, estos dos años de devastadora invasión israelí en Gaza y de aceleración de la colonización en Cisjordania han puesto la ‘solución de dos Estados’ al borde del punto de no retorno.

“Israel ha utilizado la prolongación de la ocupación para crear cada vez más hechos en el terreno que son mucho más difíciles de deshacer para establecer un Estado palestino. Aun así, un Estado palestino es posible”, señala Aviv Tatarsky.

Con él coincide Xavier Abu Eid, analista político palestino, quien sostiene que un Estado palestino “es imposible” bajo las actuales condiciones, pero podría concretarse “si la colonización israelí no solo se detiene, sino que se elimina claramente”.

“Pero para llegar a eso –agrega a France 24– se necesitan muchos pasos que yo creo que la comunidad internacional no está dispuesta a tomar”.

Precisamente, el reciente reconocimiento de una decena de países al Estado palestino –incluidas, por primera vez, naciones del G7 aliadas de Israel como Francia, Reino Unido y Canadá– fue presentado como una medida para salvar esa ‘solución de dos Estados’, pero los expertos advierten que, por sí sola, es insuficiente.

Los palestinos necesitan sentir en el terreno que el reconocimiento mejora su situación y que ocurren cambios”, especifica Allegra Pacheco, quien apunta como “prioridad número uno” proporcionar “presencia física protectora”.

Tatarsky añade que son necesarias “medidas serias para que Israel pague un precio si no acepta poner fin al apartheid y permitir un Estado palestino“.

De momento, la respuesta del Gobierno israelí ha sido un rechazo rotundo y la amenaza de declarar la anexión de partes o la totalidad de Cisjordania, un anhelo del ala más radical de la coalición que ya ha chocado con la negativa de la Administración Trump. No obstante, ese paso supondría formalizar una realidad que, de facto, ya ocurre.

Abu Eid remarca que Israel no solo se niega a “una solución de dos Estados”, sino que tampoco acepta la existencia de un solo Estado en el que todos sus habitantes tengan los mismos derechos.

Entonces, lo único que deja esto es o un genocidio o un apartheid, e Israel está implementando las dos”, afirma.

Por su lado, para Pacheco, la anexión “es básicamente la potencia ocupante diciendo ‘impongo mi soberanía, esto es mío ahora'”, mientras que el reconocimiento internacional al Estado palestino es “su imagen reflejada”, con estos países señalando que “estamos llegando al momento de un acuerdo de paz y la población ocupada debería obtener ahora su autodeterminación”.

“Tenemos dos políticas contrapuestas en el mismo lugar. Ahora mismo, la fuerza hace la ley y los israelíes tienen todo el poder. La pregunta –concluye Pacheco– es: ¿cómo se pueden hacer cumplir y respetar los derechos del pueblo palestino a la luz de que Israel, que controla físicamente la zona, tiene una agenda que va en contra de sus derechos fundamentales?“.

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