La idea fue presentada en la feria Aircraft Interiors Expo, que se lleva a cabo en Hamburgo, Alemania, informa El Huffington Post. Como muestran unas fotografías publicadas en la página de la empresa que tuvo la incómoda idea, las sillas son similares a un asiento de bicicleta, solo que con un espaldar común y corriente, que al parecer tampoco es reclinable.

Aviointeriors

Naturalmente, el objetivo con ese tipo de asientos (que, como es obvio, solamente podrían ser usados en vuelos de bajo costo) es que en cada avión quepan más pasajeros. Además de que las sillas son muchos más livianas que unas comunes, el espacio entre las filas de personas acomodadas se reduciría de 70 centímetros a 58.

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Los beneficios suenan maravillosos para las aerolíneas, pero no para los pasajeros. De hecho, los administradores de un blog estadounidense tuvieron la oportunidad de probar las sillas y describieron su experiencia: sus rodillas quedaban pegadas al espaldar de adelante. Y eso es solo un detalle: no hace falta pensar qué pasaría si a uno de los viajeros que no esté en el asiento del pasillo le dé por ir al baño.

Pero para alivio de muchos, estas incómodas sillas (que ya fueron probadas sin mucho éxito hace unos años) todavía no están disponibles. Sin embargo, la empresa Aviointeriors da por sentado que, más temprano que tarde, terminarán por implementarse, al menos en vuelos de corta duración, agrega El País.

Esta iniciativa revive la polémica que suscitó el fundador de VivaColombia, William Shaw, en entrevista con Caracol Radio, en junio del año pasado: “Si uno puede aguantarse una horita de pie en Transmilenio, ¿por qué no podría estar una hora de pie en un avión mientras se llega a Cartagena o al Amazonas?”.