Cuando el padre fue hospitalizado, “los médicos dijeron que estaba en un estado muy, muy grave, que no pasaría más de tres o cuatro horas con vida”, explicó a AFP un vocero del hospital.

“En estos casos sí dejamos a algún familiar que acompañe para despedirse”, continuó.

Sin embargo, el paciente —identificado solo como Regino— reaccionó bien al tratamiento y comenzó a mejorar: “Pasó la primera noche y su hijo seguía allí; pasó el siguiente día y su hijo seguía allí”, manifestó el portavoz.

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El hijo —llamado Juan Antonio— tuvo que quedarse en la habitación por precaución ante la sospecha de haberse contagiado, pero cuando finalmente le anunciaron que estaba sano y podía irse, “él dijo que se quedaba allí”, indicó la fuente.

“Este tiempo me ha servido para conocernos mucho mejor el uno al otro”, declaró el hijo a la radio Cadena Ser.

El pasado sábado, luego de un mes juntos, Juan Antonio y su padre septuagenario finalmente salieron del hospital.

El centro médico dice que es “una historia bonita”, pero también “una pequeña excepción por las circunstancias”, ya que el centro no puede consentir que “todos digan: ‘Yo también me quiero quedar con mi padre'”, aclara el vocero.

“Tenemos un programa de acompañamiento de familiares: cada día, los dejamos pasar, bien protegidos y durante 15 minutos, a las habitaciones. Acompañados por un sicólogo en todo momento, los dejamos pasar si el paciente está mal y vemos que le quedan pocos días o que empeora”, agregó.

Con más de 24.000 decesos, España es el tercer país con más fallecidos por la pandemia del coronavirus, por detrás de Estados Unidos e Italia.

Pero los curados diarios se elevaron el miércoles a 6.399, un récord desde el inicio de la epidemia en este país que se prepara para desmontar su férreo confinamiento gradualmente hasta finales de junio.