En diálogo con Univisión, el joven, de 16 años y que recibió 52 disparos de perdigón, dijo que no se merece tal castigo porque no hizo nada y porque era un derecho protestar por la falta de ese servicio en el municipio de Táchira donde vive.
“Tengo fe en Dios, aunque ando como en conflicto con Él. Todavía sigo preguntándome el por qué”, añadió el venezolano a esa cadena.
Rufo se niega a creer que quedará ciego para toda la vida y sueña con volver a ver, así sea por medio de un milagro, de Dios o de la ciencia.
“Pido ayuda al extranjero, por lo menos una investigación de mi caso, a ver si en el futuro pudiera haber una recuperación de mi vista”, indicó al medio estadounidense.
Dos policías de la PNB fueron arrestados por este hecho. Sin embargo, el régimen socialista de Maduro, en el pasado, ya ha dejado en libertad a los oficiales que se han visto envueltos en escándalos de represión para defenderlo.
El joven exige que la dictadura agilice el trámite para obtener su pasaporte, debido a que le han informado que no hay material para hacerlos. Pues quiere y necesita viajar para atender las ofertas de ayuda de países como Alemania, España, Estados Unidos y Colombia, explica, por su parte, CNN.
“Al que no perdono es a este gobierno por todas las injusticias, por todo lo que nos hace pasar, por todo lo que han hecho y todos los muertos que quieren tapar”, finalizó Rufo, que será nuevamente operado en 45 días para retirar los perdigones que aún tiene en su cara.
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