El K2, una montaña de 8.6111 metros (la segunda más alta después del Everest), que pertenece a la cordillera Karakórum, en el sistema de los Himalayas, es habitualmente escalada por alpinistas. Una de sus secciones ha sido bautizada como cuello de botella, debido a las condiciones severas y peligrosas del terreno.

El 22 de julio, un video del famoso alpinista conocido como Mingma G, hizo publico lo que estaba ocurriendo: 145 alpinistas se encontraban aglomerados en cola para alcanzar la cima de la montaña, una cifra que no se veía desde 1954. Esto se dio en una de las peores zonas del cuello de botella; se trata de un serac, es decir, en un paso vertical y angosto, conformado por una enorme masa de hielo que en cualquier momento podría perder toneladas.

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En el cuello de botella ya han ocurrido caídas masivas de hielo y en la montaña se registran al rededor de 90 accidentes mortales. Durante la última expedición habrían ocurrido tres accidentes que aún no se confirma si fueron mortales, en zonas diferentes al cuello de botella.

Mingma G ya había manifestado anteriormente su preocupación por las temperaturas que se están registrando en la montaña: sólo en la cima la temperatura está en apenas 17° bajo cero, además de que esto puede generar caída de rocas, algo que también causa preocupación.

Otra de las preocupaciones de la aglomeración de alpinistas es el riesgo que corren quienes están a más de 8.200 metros de altura, pues los niveles de oxígeno se reducen en un tercio, lo que empieza a afectar considerablemente a quienes permanecen mucho tiempo allí.

En diferentes momentos, alpinistas han denunciado la falta de diligencia para garantizar un puesto e incluso el uso de turnos para usar tiendas en la fase de alimentación. Pese a que esto se debe a que no caben todos los aspirantes que tiene esta montaña por las condiciones del terreno, expertos señalan que una de las causas de estas aglomeraciones es la sobreexplotación comercial y turística de estas expediciones.

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Las autoridades de Nepal trasladaron a esta montaña el turismo del Everest porque, según anunciaron recientemente, la orina de los expedicionarios (casi 4.000 litros al día), así como los sistemas de calefacción estaban amenazando y derritiendo el glaciar.

En las últimas décadas los glaciares del sistema del Himalaya han perdido hielo diez veces más rápido que el promedio desde la última gran expansión de glaciares entre hace 400 y 700 años.