Dos de los tres ocupantes del Apolo 11, Buzz Aldrin y Michael Collins, se reúnen este martes en la misma plataforma de lanzamiento, en una ceremonia que a su vez marcará el arranque de una semana de conmemoraciones de esa misión.

Su comandante y el primer hombre que pisó la Luna, Neil Armstrong, falleció en 2012.

Pero Aldrin y Collins, de 89 y 88 años, respectivamente, se reúnen en la plataforma 39A del Centro Espacial Kennedy para recordar el momento en que despegaron hace medio siglo.

Su nave espacial tardó cuatro días en llegar a la Luna antes de que el módulo lunar, conocido como ‘Eagle’, tocara suelo en la superficie del satélite el 20 de julio de 1969. Armstrong salió de la cápsula y a las a las 2:56 a.m., hora de Londres, del 21 de julio de 1969, de noche en Estados Unidos, y de madrugada en Europa, pisó suelo lunar.

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Collins permaneció en órbita lunar en el módulo de comando Columbia, el único medio de transporte que los astronautas tenían de regresar a la Tierra.

“Ellos sabían, yo sabía, que si ellos por alguna razón no podían despegar, yo no iba a poder hacer nada al respecto. El Columbia no tenía tren de aterrizaje, no podía bajar a rescatarlos”, dijo a reporteros en mayo en Nueva York.

Aldrin ha sido relativamente más esquivo con la prensa, aunque participó en algunos eventos, como una gala el sábado pasado en California, para la que la entrada más barata costaba 1.000 dólares.

Activo en Twitter y siempre con calcetines con la bandera estadounidense, Aldrin ha sufrido problemas de salud y familiares que culminaron en marzo pasado con una tregua a una disputa judicial con sus hijos sobre sus finanzas.

El martes, Aldrin será la estrella del evento por ser el segundo hombre que pisó la Luna. Solo cuatro de los 12 hombres que viajaron a la Luna durante las misiones Apolo están vivos.

Futuro incierto 

Estas celebraciones, sin embargo, revelan una realidad: ni Estados Unidos ni ningún otro país ha sido capaz de volver a la Luna desde 1972, el año de la última misión de Apolo. Desde entonces solo máquinas han pisado suelo lunar.

El presidente George Bush prometió hacerlo en 1989, así como su hijo el presidente George W. Bush en 2004, quien aseguró que iría más allá: a Marte.

Pero ambos tuvieron que enfrentarse a un Congreso que no tenía interés en destinar enormes fortunas y una opinión pública que había cambiado considerablemente desde la Guerra Fría.

El presidente Donald Trump volvió a lanzar la carrera por reconquistar la Luna y retomar la idea de explorar Marte, tras asumir el mando en 2017. Pero el efecto inmediato de esta decisión ha creado cierta turbulencia en la agencia espacial Nasa.

La última semana, el administrador de la Nasa propuesto por Trump, Jim Bridenstine, despidió al jefe de exploración humana espacial Bill Gerstenmaier, al parecer por desacuerdos sobre el ultimátum impuesto por el presidente de volver a la Luna antes de 2024.

Cinco años parecen un tiempo insuficiente para desarrollar esta misión, puesto que ni el cohete, ni la cápsula para alunizar, ni los trajes espaciales están terminados.

“No tenemos tiempo que perder, si vamos a tener un nuevo liderazgo, tiene que ocurrir ahora”, dijo Bridenstine al canal estatal C-Span la semana pasada.

Trump también causó problemas al decirle a la Nasa en un tuit que dejara de hablar sobre la Luna y se concentrara en Marte. El presidente republicano quiere “una bandera en Marte”, dijo Bridenstine.

Oficialmente, el objetivo es 2033, pero muchos expertos consideran que la fecha no es realista.

“Estamos trabajando en la creación de un plan para Marte”, afirmó el lunes. “No quiero decir que 2033 es imposible, en absoluto”. Pero por ahora, la prioridad es la Luna.