




El choque cultural al llegar fue fuerte. Cali, su ciudad natal, le pareció caótica en comparación con la vida que tenía en Estados Unidos. Sin embargo, al ver su hogar remodelado por su esposo antes de su llegada, tuvo la certeza de que había tomado la mejor decisión.
Los primeros meses de adaptación no fueron fáciles. Para mantenerse económicamente, puso su propiedad en alquiler temporal y probó distintos negocios: “No es fácil conseguir empleo en Colombia, por eso hay que pensar bien antes de regresar”.
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