Los 10 cohetes cayeron en la base de Ain Al Asad. Varios de ellos terminaron dentro de la zona donde se encuentran los soldados estadounidenses de la coalición internacional antiyihadista, informaron estas fuentes.

“Las fuerzas de seguridad iraquíes están llevando a cabo la investigación”, dijo en Twitter el coronel Wayne Marotto, portavoz estadounidense de la coalición internacional antiyihadista.

Este ataque, el último de varios del mismo tipo perpetrados en las últimas semanas, muestra la dificultad logística que supone organizar la visita del papa a Irak, que comienza el viernes.

A las restricciones sanitarias debido a la pandemia del COVID-19 se suman las tensiones entre las dos potencias más influyentes en Irak: Irán y Estados Unidos. Todo ello convierte el viaje de Francisco en una verdadera carrera de obstáculos. 

Washington señala regularmente a las facciones armadas proiraníes como responsables de este tipo de ataques con cohetes.

Fuentes de los servicios de seguridad iraquíes explicaron que los proyectiles se habían disparado desde un pueblo cercano a la base y según fuentes de seguridad occidentales eran cohetes “Grad”, concretamente de tipo “Arash”, de fabricación iraní y más potentes que los usados recientemente.

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En Irak, la visita del papa, del 5 al 8 de marzo, es un acontecimiento histórico pero también un dolor de cabeza logístico.

Estamos encantados de la llegada del papa Francisco pero se produce en un momento bastante complicado“, confiesa uno de los encargados de la organización en la presidencia iraquí.

Este “momento bastante complicado” se inició hace unas semanas con un nuevo pico de contagios de coronavirus —4.000 casos diarios frente a los centenares de antes—. Entre los nuevos enfermos figura el embajador del Vaticano en Bagdad Mitja Leskovar.

Este aumento de los casos hace temer que las misas se conviertan en inmensos focos de contagio.

El papa, como las decenas de periodistas y responsables eclesiásticos en su avión, han sido vacunados. Pero los cerca de 40 millones de iraquíes ni siquiera han empezado a recibir las primeras dosis.

Aunque los iraquíes son poco respetuosos de las distancias físicas, las cuarentenas y la mascarilla, los organizadores de la visita papal han limitado el número de personas en las misas.

El estadio de Erbil, con capacidad para 20.000 personas, solo recibirá unos 4.000 fieles en la misa dominical, según fuentes cercanas.

El papa se verá también privado de los baños de masa que tanto le gustan habitualmente.

Para tratar de evitar lo peor, durante toda la visita papal habrá confinamiento nacional y las “fuerzas de seguridad se desplegarán para garantizar la seguridad de las carreteras”, explica el viceministro de Relaciones Exteriores, Nizar Kheirallah.

En cuanto al célebre papamóvil, el vehículo semiabierto en el que el papa suele sumergirse en medio de la muchedumbre que lo aclama detrás de cristales blindados, a priori, no estará en el viaje.