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El panorama político en Chile ha vivido una jornada decisiva tras el cierre de los colegios electorales el 14 de diciembre, cuando se inició el escrutinio que determinará quién ocupará la presidencia. La contienda se encuentra polarizada entre dos figuras de perfiles opuestos: Jeannette Jara, representante del centro-izquierda, y José Antonio Kast, abanderado de la ultraderecha. El proceso electoral de este año ha estado marcado por la obligatoriedad del voto, restablecida en 2022 y aplicada por primera vez en una segunda vuelta presidencial, lo que llevó a más de 15,7 millones de chilenos a acudir a las urnas, según reportó La Patria. A diferencia de la primera ronda, la jornada se desarrolló sin incidentes, en un ambiente tranquilo y con una afluencia constante, aunque sin las largas filas vistas anteriormente.
Kast, fundador del Partido Republicano (PR) y conocido por su postura católica ultraconservadora, llega a esta instancia posicionado como el favorito, de acuerdo con las últimas encuestas publicadas antes de la veda electoral. Este favoritismo se incrementó después de que Johannes Kaiser, identificado como ultraderechista libertario, y Evelyn Matthei, exalcaldesa y líder tradicional de la derecha, manifestaron públicamente su respaldo al candidato. Si se suman los resultados de ambos apoyos, Kast podría reunir más del 50% de las preferencias, consolidando así su posición frente a Jeannette Jara.
La candidata de centro-izquierda, Jeannette Jara, abogada y administradora pública, se impuso en la primera vuelta de noviembre con el 26,9% de los votos. Jara lidera una alianza inédita que va desde el Partido Comunista (PC) hasta la Democracia Cristiana (DC), aunque, según el mismo medio, enfrenta un limitado margen para ampliar su base electoral en esta fase decisiva. La coalición diversa que la respalda constituye un intento por congregar un amplio espectro de tendencias políticas de oposición, pero el desafío de atraer nuevos votos persiste como un factor central en esta elección.
El próximo presidente asumirá un contexto legislativo complejo. Desde el 11 de marzo, deberá gobernar frente a un Senado dividido y una Cámara de Diputados fragmentada, donde el bloque de la derecha y la ultraderecha se encuentra a tan solo dos escaños de la mayoría. En este escenario, el Partido de la Gente (PDG), calificado como populista, emerge como un actor clave debido a su papel bisagra.
La alternancia en el poder ha sido la regla en Chile desde 2006, sin que ningún mandatario haya entregado el cargo a un sucesor del mismo signo político. Así, el desenlace de esta elección no solo definirá la dirección gubernamental para los próximos años, sino que también podría modificar el equilibrio histórico de las fuerzas en el país suramericano, según reporta La Patria.
¿Qué implica el voto obligatorio en Chile y por qué fue restablecido en 2022?
El voto obligatorio es un mecanismo mediante el cual toda la ciudadanía habilitada debe participar en las elecciones, con posibles sanciones para quienes no lo hagan. En Chile, esta modalidad fue restablecida en 2022, devolviendo la obligatoriedad a un sistema que en años recientes se había caracterizado por el voto voluntario. Esta decisión buscó incrementar la participación y asegurar una mayor representatividad en los resultados electorales.
La aplicación del voto obligatorio en esta segunda vuelta presidencial es particularmente relevante, ya que involucra a más de 15,7 millones de votantes y puede incidir en la legitimidad y el respaldo del futuro gobierno. Su reintroducción modifica el comportamiento electoral y plantea preguntas sobre los efectos a largo plazo en la democracia chilena, según detalla La Patria.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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