Laura Quijano, internacionalista de la Universidad del Rosario, le dijo a El Heraldo, de Barranquilla, que los efectos de la acusación contra Maduro “son muy limitados,[…] no pueden entrar a Caracas”.

“Esta es una acusación que hace un fiscal de los EE.UU. frente a jueces de los EE.UU., específicamente de Nueva York, de Miami, de Houston y de Washington”, precisó la analista en el diario costeño. “En este sentido, si estos procesos judiciales llegaran a una sentencia, lo que sucedería es que esos jueces tendrían que pedir en extradición a los condenados, y esa solicitud se debe hacer frente al ejecutivo del Estado en el que estén físicamente las personas que se están pidiendo”.

Para Quijano, esta es una movida “frecuente” en el Departamento de Justicia de Estados Unidos. “Pero yo veo este caso más embarcado en el contexto de la campaña de Trump por su reelección de este año: la retórica antimaduro y antisocialismo puede ser importante para los votos latinos en la Florida, que es donde se están llevando varios de estos procesos”, añade.

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Por su parte, Mauricio Jaramillo, otro internacionalista del mismo centro educativo, advirtió en ese medio que “no hay consensos en EE.UU., nunca los ha habido para entrar en Venezuela. Menos ahora cuando se está hablando de usar a los militares para enfrentar la crisis sanitaria”.

“Entonces sería muy polémico y sería condenable que [Estados Unidos] pensase en intervenir Venezuela”, agrega Jaramillo. “Esto va más por el lado de seguir aislando a Maduro y deslegitimarlo con dos argumentos típicos de EE.UU. en la historia reciente: el narcotráfico y el terrorismo, diciendo que Venezuela apoya al Eln y a Hezbolá”.

Sergio Gómez Maseri, corresponsal de El Tiempo en la capital estadounidense, escribe, en cambio, que la apertura del proceso contra Maduro “demuestra que Washington perdió la paciencia y ha decidido llevar el choque a un nivel crítico”.

“Aunque nadie cree que el presidente Donald Trump quiera invadir Venezuela a ocho meses de las elecciones presidenciales y en aprietos por la crisis del coronavirus, los cargos sí allanan el camino para un eventual uso de la fuerza”, afirma Gómez Maseri.

Este periodista consultó a Adam Isacson, director para Veeduría de Defensa en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), que sostiene que la acusación contra Maduro cierra la puerta para una salida negociada y pacífica, pues “estas acusaciones son para siempre. Maduro y su gente saben ahora que aun si entregan el poder, podrían ser enviados a EE.UU. en cualquier momento”.

Gómez Maseri también consultó a Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, que ve el asunto así: “El momento es desafortunado. Sucede preciso cuando Venezuela y sus vecinos están sufriendo los efectos del coronavirus y están desesperados por soluciones y no es claro que este mensaje amenazante contra Maduro ayude en eso. La clave es cómo reaccionarán los militares en el país. Es improbable que abandonen a Maduro por esto. Antes es más viable que se atrincheren en su entorno”.

Una perspectiva diferente tiene Ronal Rodríguez, coordinador del Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario, que le dijo a El Espectador que “adelantar acciones contra Maduro en este momento es muy perjudicial para Colombia”, porque el dictador “tiene el control del Estado y de las Fuerzas Armadas, es decir, si él saliera en este momento del poder se podría generar un vacío de poder y una inestabilidad tan impredecible, que el Estado colombiano sería el más afectado”.

Para Rodríguez, la región no está en condiciones de hacer una transición. “Ya hemos visto que cuando algunas dictaduras caen dejan un vacío que se llena con extrema violencia, incluso podría pasar lo mismo que en Libia, en donde la caída de Gadafi generó una anarquía y una lucha por el poder violenta”, le dijo este experto a El Espectador, y añadió que el anuncio de Estados Unidos solo genera oportunidades para la oposición radical, “que cree que llegó el momento de ir sobre el régimen por la coyuntura del COVID-19, algo gravísimo para Colombia en su zona de frontera, en donde hay muchos actores ilegales que pueden empezar a moverse generando unos riesgos muy altos”.