Las palabras del mandatario filipino molestaron a diversos grupos cristianos y a la poderosa Iglesia católica del país. En su discurso, se preguntaba por qué Dios crearía a Adán y Eva y luego los sometería a la tentación, dijo que el concepto del “pecado original” no tenía sentido y señaló:

“¿Quién es ese estúpido Dios? Creaste algo perfecto y luego piensas en algo que tentaría y destruiría la calidad de tu trabajo”.

La afirmación causó molestia en un país donde se estima que el 80 % de la población profesa la fe católica y se suma a la larga lista de insultos que ha proferido el mandatario contra líderes mundiales e instituciones desde que llegó al poder en el 2016.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, Rómulo Valles, respondió en un comunicado: “Recientes afirmaciones sobre la fe en Dios y las enseñanzas de la Biblia han provocado confusión, tristeza y enfado entre nuestros fieles”.

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Duperte contratacó: “No me disculparé por eso ni en un millón de años”. Tambien defendió que su Dios “es diferente”.

No es la primera vez que Duterte arremete contra la Iglesia católica e incluso se refirió a los obispos como “hijos de puta” a principios del año pasado por criticar la violencia desatada por su campaña antidrogas.

Ante la cascada de reacciones provocadas por las controvertidas palabras de Duterte, Valles llamó hoy a los católicos de Filipinas -en torno al 86 por ciento de la población del país- a “amar y proteger su fe” y “reflexionar sobre sus creencias de larga data”.

“No olvidéis que habéis experimentado lo maravillosa, valiosa y poderosa que es la fe, que marca nuestra relación con Dios, la Virgen y la Iglesia”, señaló el presidente de la Conferencia de Obispos.

“Dejen que la paz gobierne en nuestros corazones a pesar de todo. Si tenemos esto en nuestros corazones, amaremos y respetaremos a los demás”, apuntó el arzobispo de Davao en su mensaje, que tiene un tono más conciliador que el de otros obispos.

Esta misma semana, el obispo católico Arturo Bastes calificó al presidente de “loco” e instó a los filipinos a orar por el fin de las “expresiones blasfemas y tendencias dictatoriales” de Duterte.

Sin embargo, en una carta a los sacerdotes que se ha hecho pública esta semana, el arzobispo de Manila, el cardenal Luis Antonio Tagle, les instó a permanecer tranquilos y “no distraerse de otras preocupaciones apremiantes”, como el aumento de los precios, la seguridad laboral, la difícil situación de los trabajadores filipinos en el extranjero o la violencia en las comunidades.

A pesar de la negativa de Duterte a disculparse, el presidente ordenó esta semana a su gabinete la formación de un comité para sostener un diálogo con los obispos filipinos, aunque todavía no se ha programado ningún encuentro.

Ese comité está formado por su portavoz, Harry Roque; el ministro de Exteriores, Ernesto Abella, y el activista político Pastor “Boy” Saycon, quien estos días ha llegado a insinuar que la Iglesia tiene un plan para desestabilizar el gobierno de Duterte.