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Tras una noche de fuegos artificiales por el festival hindú de Diwali, la capital india amaneció cubierta por una densa nube de “smog” y con niveles de contaminación atmosférica que superan ampliamente los estándares internacionales de seguridad sanitaria.
Una espesa neblina gris envolvió a Nueva Delhi el martes, un día después de que millones de personas en India celebraran Diwali, el festival hindú de las luces. Lo que debía ser una noche de alegría terminó agravando una crisis de salud pública recurrente: la calidad del aire en la capital se desplomó a niveles considerados peligrosos por expertos.
Según la plataforma suiza IQAir, especializada para medir la calidad del aire, Nueva Delhi registró el nivel de contaminación más alto del mundo, con un Índice de Calidad del Aire de 491 a las 9:30 de la mañana, hora local. Esta cifra es casi diez veces superior al umbral considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud.




Diwali y la crisis ambiental
La celebración de Diwali, fiesta de luz que bajo la creencia hindú celebra el triunfo del bien sobre el mal, está marcada tradicionalmente por iluminaciones y el uso masivo de petardos y fuegos artificiales. Aunque este año las autoridades no impusieron una prohibición total sobre la pirotecnia, sí recomendaron el uso de fuegos artificiales ecológicos, que suponen reducir entre un 30% y 50% las emisiones de partículas nocivas.
Sin embargo, la aplicación de esta recomendación fue limitada. Testigos informaron que los fuegos artificiales convencionales se utilizaron de forma generalizada, incluso fuera de los horarios permitidos por la Corte Suprema de India. Las consecuencias no tardaron en hacerse visibles: una densa nube, el “smog“, cubrió la capital y sus alrededores.
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La concentración de partículas PM 2.5, las más dañinas para la salud humana por su capacidad para penetrar profundamente en los pulmones, alcanzó los 321 microgramos por metro cúbico, más de 64 veces por encima del nivel recomendado por la OMS para una exposición prolongada. En términos prácticos, esta concentración implica un riesgo elevado de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y complicaciones crónicas, especialmente para niños, ancianos y personas con afecciones preexistentes.
Causas estructurales
Aunque Diwali suele ser el detonante más visible del deterioro de la calidad del aire en Nueva Delhi, la situación tiene causas estructurales más profundas. El invierno es una estación particularmente crítica en el norte de India, debido a una combinación de factores climáticos y humanos. Las bajas temperaturas y la disminución de los vientos contribuyen a la acumulación de contaminantes en el aire, mientras que las emisiones de vehículos, el polvo de obras de construcción y las quemas agrícolas en los estados vecinos intensifican la contaminación.
El Plan de Respuesta Gradual contra la contaminación, implementado recientemente por las autoridades de Delhi, establece medidas escalonadas en función del Índice de Calidad del Aire. Estas incluyen restricciones a la construcción, el uso de generadores diésel y la circulación vehicular, aunque muchos expertos consideran que estas acciones son insuficientes.
Además de sus consecuencias inmediatas sobre la salud, la contaminación persistente está generando impactos de gran escala sobre el medio ambiente y la economía. Un estudio reciente publicado en Scientific Reports alerta sobre una disminución progresiva de la luz solar en India debido al aumento de aerosoles en la atmósfera.
El fenómeno no se limita a India. En la vecina provincia de Punyab, en Pakistán, las autoridades han lanzado un plan de emergencia que incluye medidas contra la quema de cultivos, restricciones a vehículos contaminantes y el uso de cañones anti-smog. Lahore, su capital, registró el segundo peor índice de calidad del aire del mundo, según IQAir.
Con AP, EFE y Reuters
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