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Los dos gigantes de Hollywood acusan a la plataforma de haber plagiado sus contenidos para entrenar su inteligencia artificial generativa. El juicio podría llevar a la justicia estadounidense a regular las prácticas del sector.
Midjourney es un “pozo sin fondo de plagio”. En su argumentación presentada ante un tribunal de Los Ángeles, Disney y Universal acusan sin rodeos a la plataforma de inteligencia artificial, que fue una de las primeras en permitir al gran público generar imágenes bajo demanda, de haber plagiado sus creaciones para entrenar su IA. El juicio promete ser sonado. En primer lugar, por el tamaño de los demandantes: Disney, que posee las licencias de Star Wars y Marvel, y Comcast, la empresa matriz de Universal y de miles de películas, desde Jurassic Park hasta Fast and Furious, que han marcado la cultura pop estadounidense, suman más de 300.000 millones de dólares.
Los abogados de los dos gigantes no tuvieron ninguna dificultad en encontrar ejemplos de imágenes generadas por Midjourney que representan a Yoda, Shrek, Iron Man, Bart Simpson o cualquiera de los innumerables personajes con licencia de Disney o Universal. Uno de los grandes jefes de Disney resume la situación: “Creemos en el potencial de la IA, pero la piratería sigue siendo piratería, incluso cuando la lleva a cabo una inteligencia artificial”.
¿”Uso legítimo” o “piratería”?
Al demandar a Midjourney, los estudios plantean la cuestión del marco jurídico de la IA. Sus defensores hablan de “uso legítimo”, una excepción al derecho de autor en Estados Unidos que permite citar una obra utilizando un breve extracto en un video, por ejemplo. Dado que la administración Trump se ha negado a legislar a nivel federal para “no obstaculizar el avance tecnológico de Estados Unidos”, el sector evoluciona en la incertidumbre. Los grandes empresarios del sector apoyaron ampliamente a Donald Trump en las últimas elecciones, precisamente con la esperanza de seguir evolucionando sin barreras que pudieran frenar su avance. Con este juicio, la justicia podría verse obligada a poner orden y obligar a las empresas del sector a pagar a los titulares de los derechos de los millones de contenidos en línea que estas empresas han utilizado para entrenar a su IA.
La IA, ya una realidad en Hollywood
Paradójicamente, los grandes estudios cinematográficos no han esperado para recurrir a las herramientas de inteligencia artificial, al ver en ellas una atractiva fuente de ahorro. De hecho, puede resultar tentador recurrir a estas herramientas para generar efectos especiales a menor coste o cambiar una línea de diálogo en la posproducción, sin tener que volver a rodar toda una escena. Han sido necesarias varias huelgas de guionistas y actores para frenar las ambiciones de los magnates de Hollywood, que soñaban en voz alta con prescindir de guionistas y actores para sus producciones. Esto explica sin duda la relativa indulgencia de los grandes estudios hasta ahora. Quizás sintieron que el viento cambiaba cuando hace unos meses circuló por Internet un cortometraje de Star Wars de unos diez minutos realizado íntegramente con IA por un fan, evidentemente sin la autorización de Disney.
Se trató de una producción de calidad mediocre, pero con algunas tomas que podrían engañar a un público desprevenido. Lo que plantea la pregunta: ¿cuántos años (o meses) pasarán antes de que cualquier usuario un poco avispado pueda producir desde su casa su propia versión de una obra con licencia? Y los grandes estudios cinematográficos no son los únicos afectados, la situación aterroriza a los artistas más pequeños, cuyas obras han sido saqueadas descaradamente y que no tienen los medios para defenderse.
La IA de Google hace caer las visitas a los sitios web de los medios de comunicación estadounidenses
También podemos hablar de la prensa y los medios de comunicación, que cada vez más ofrecen a sus lectores resúmenes de sus artículos redactados por IA. El problema es que, en Estados Unidos, Google ofrece ahora un resumen de los diferentes artículos disponibles sobre un tema directamente en su página de inicio. El resultado: ya no es necesario hacer clic y los diferentes sitios web de noticias han visto cómo se desplomaba su tráfico y los ingresos publicitarios que este generaba. Y eso que sigue siendo su contenido y su trabajo lo que sirve de base para la IA de Google. En definitiva, la piratería sigue siendo piratería.
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