Si es aprobada por el Senado de Estados Unidos como directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Haspel reemplazará a Mike Pompeo, a quien el presidente Donald Trump también designó el martes como nuevo jefe de la diplomacia estadounidense tras despedir a Rex Tillerson a través de un mensaje en Twitter.

Haspel, una espía de 61 años muy experimentada en operaciones clandestinas, integra la CIA desde 1985 y fue jefe de puesto en varios lugares del mundo, principalmente en Londres a fines de los años 2000.

“Gina es una espía ejemplar y una patriota dedicada que aporta más de 30 años de experiencia a la agencia, y es una líder experimentada con una capacidad fantástica para hacer cosas e inspirar a quienes la rodean”, declaró Pompeo hace un año, al nombrar a Haspel número dos de la CIA.

Pero su confirmación en el Senado podría ser difícil. El presidente de la comisión de Inteligencia del Senado, el republicano Richard Burr, ya anunció que apoyará su nombramiento, diciendo que tiene “las habilidades, la experiencia y el juicio necesario para liderar una de las agencias más importantes del país”.

Pero el senador demócrata Ron Wyden ha anunciado que se opondrá. “Los antecedentes de la señora Haspel la hacen inadecuada para servir como directora de la CIA”, dijo el martes. “Si la señora Haspel busca servir en los más altos niveles de inteligencia de Estados Unidos, el gobierno ya no puede encubrir hechos perturbadores de su pasado”.

Haspel fue nombrada en 2013 al frente del Servicio Nacional Clandestino de la CIA, pero fue rápidamente reemplazada tras cuestionamientos sobre su papel en interrogatorios posteriores al 11 de septiembre, que incluyeron métodos considerados como tortura, como el submarino.

Videos comprometedores

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Según medios estadounidenses, Haspel dirigió una prisión secreta en Tailandia donde los detenidos fueron sometidos a prácticas como la simulación de ahogamiento (“submarino”) y otros malos tratos.

The Washington Post afirmó que Haspel participó en la destrucción en 2005 de videos comprometedores sobre estas técnicas de “interrogatorio intensivo” aplicadas a varios detenidos, presuntos miembros de la red islamista Al Qaida.

Un informe secreto fue realizado en 2014 por la comisión de Inteligencia del Senado sobre este programa de tortura de la CIA, pero el actual presidente de esa entidad, el republicano Burr, intenta desde hace meses recuperar todas las copias, asegurando que quiere evitar filtraciones.

Los demócratas temen que los republicanos busquen destruir todas las copias del informe de 6.000 páginas y que la verdad sobre ese programa nunca sea conocida.

Un resumen de 528 páginas fue publicado en diciembre de 2014. Pero la versión completa, de la cual el predecesor de Trump, Barack Obama, conservó una copia para su biblioteca presidencial en Chicago, permanecerá clasificada hasta 2029.

De confirmarse su nominación, Haspel se enfrentará a un nombre de retos, como las interferencias de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, que el presidente Trump se niega a admitir.

El exdirector de la CIA Michael Hayden dijo que Haspel sería una “excelente” directora de la agencia, donde es “muy respetada”.

Con AFP