La justicia francesa determinará si el cacareo de un gallo debe ser considerado como un sonido pernicioso, en un caso paradigmático de las nuevas disputas entre vecinos en el mundo rural.

La disputa enfrenta a Corinne Fesseau, propietaria del animal y residente en Saint Pierre de Oleron desde hace 35 años, con los demandantes, que viven en un entorno urbano y solo se instalan en su residencia secundaria durante las vacaciones.

Vienen dos veces al año a la isla“, dijo Fesseau a la cadena de televisión France 3.

“Hoy denuncian el cacareo, y mañana ¿qué será? ¿Las gaviotas? ¿El ruido del viento? ¿Nuestros acentos?”, se indignó el alcalde de Saint Pierre de Oleron, Christophe Sueur.

Fesseau, quien comparecerá ante el juez en la localidad de Rochefort, amagó con llevar a su gallo, llamado ‘Maurice’.

El caso llevó al alcalde de la localidad de Gajac, en el suroeste de Francia, a publicar una enardecida carta para defender el “derecho” de las campanas de las iglesias a repicar, de las vacas a mugir y de los burros a rebuznar.

La alusión a las campanas se debe a una disputa acontecida en 2018 en un pueblo de la región de Doubs, donde los propietarios de una residencia secundaria se quejaron de que estas repicaban a las 7 de la mañana, demasiado temprano a su entender.

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Cuando se critica a las campanas, se ataca a todo el pueblo“, dijo a la AFP el alcalde de Gajac, Bruno Dionis du Séjour, un granjero jubilado.

“Es humillante para una persona del mundo rural ser demandada por alguien que viene de fuera… Cuando voy a la ciudad, no les pido que retiren los semáforos y los autos”, señaló el alcalde.

Su carta compara a los recién llegados a las aldeas que se quejan de los ruidos y los olores con “los ignorantes que descubren que los huevos no crecen en los árboles”.

El político Dionis du Séjour también hizo referencia a un caso en la región del Perigord, donde una pareja tuvo que tapar un estanque después de una demanda contra el ruidoso croar de las ranas.

El alcalde pidió al gobierno que clasifique los sonidos del mundo rural como parte del patrimonio del país.

La vida rural se desarrolla 365 días al año. La gente vive allí y trata de ganarse la vida“, dijo a la AFP Morel-a-L’Huissier.

Lo que es inaceptable es que quienes no son de aquí traten de imponer sus costumbres a expensas de la vida rural“, insistió.