Decenas de personas murieron en un bombardeo registrado el viernes en un cuartel al sur de Ucrania, en la ciudad de Mikolaiv, dijeron este sábado testigos a la AFP, mientras las operaciones de rescate continúan.

“Había al menos 200 soldados durmiendo en los barracones”, dijo Maxim, un militar de 22 años entrevistado en el lugar. “Al menos 50 cadáveres han sido recuperados y no sabemos cuántos quedan debajo de los escombros”, dijo el joven soldado.

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Evgueni, otro militar en el lugar, estimó que los muertos podrían llegar a 100.

“Seguimos contando, pero es imposible, debido al estado de los cuerpos”, dijo un rescatista, entrevistado por la AFP.

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El lugar, que se encuentra al norte de esta ciudad, fue completamente devastado tras ser alcanzado por seis cohetes disparados desde Rusia el viernes por la mañana. No hay información oficial sobre el balance.

Los rusos “atacaron cobardemente a soldados que dormían”, dijo el gobernador de la región, Vitaly Kim, en un video publicado en Facebook.

Mikolaiv y su región son escenario de intensos combates y bombardeos rusos. Se trata de un emplazamiento estratégico por tratarse de la última etapa antes de la gran ciudad portuaria de Odesa.

Cuerpos despedazados

“No estamos autorizados a decir nada, porque las operaciones de rescate no han terminado y no se ha notificado a todas las familias”, explica en ucraniano y luego en ruso Olga Malarchuk, portavoz militar, visiblemente conmovida.

“Todavía no estamos en condiciones de anunciar un balance y no puedo decirles cuántos soldados estaban presentes”, agrega. La presidencia ucraniana no responde preguntas sobre este bombardeo. En un vídeo publicado en Facebook, el gobernador regional de Mikolaiv, Vitali Kim, dijo: “Ayer los orcos lanzaron cobardemente ataques con misiles contra soldados dormidos”, y agregó que esperaba más información oficial de las fuerzas armadas.

En el sitio, los rescatistas y los bomberos llevan trabajando incansablemente desde el viernes, acompañados por el inquietante sonido de la excavadora que limpia la enorme pila de piedras, hormigón y barras de metal retorcidas.

Los rescatistas colocan un brazo ensangrentado y un trozo de torso humano sobre una lona. Más adelante, tres cuerpos, uno de ellos cubierto con una sábana blanca, son sacados de entre los escombros. Las bolsas militares y los chalecos antibalas de las víctimas se encuentran reunidos en un rincón.

A pocos metros del cuartel destruido, otro edificio menos dañado aún alberga un dormitorio y algunas oficinas. Todas las ventanas están rotas y hay botas militares esparcidas por el suelo.

Un pequeño cuadro de un icono religioso, así como fotos de soldados, han resistido  colgados en la pared. Una placa de piedra gris, que representa a un marinero apoyado en un fusil y barcos al fondo, permanece en pie en medio de este espectáculo de desolación. Probablemente iba a ser colocado en la entrada del cuartel explotado. Aún se puede leer un poema cuyas primeras palabras son: “¡Combate! Vencerás”.