Las autoridades de esta localidad, de algo menos de medio millón de habitantes, también vedaron las correas de más de un metro de longitud, y ordenaron que solo los adultos puedan pasear a sus canes, por lo cual los niños quedaron vetados.

Wenshan introdujo esta ordenanza en respuesta a quejas de vecinos para evitar ataques de perros y contagios de rabia, explicaron un inspector de sanidad animal y una funcionaria de gestión urbana de la ciudad a medios chinos.

Según la citada funcionaria, que prefirió permanecer en el anonimato, muchos de los vecinos se quejaban de que los perros les molestaban mientras hacían ejercicio de camino al trabajo, y apuntó que, desde que la orden entró en vigor la pasada semana, no ha habido más denuncias al respecto.

Quien no cumpla la regla no recibirá una multa pero recibirá “educación” por parte de las autoridades.

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En la red social Weibo -el equivalente chino de Twitter-, algunas voces se mostraron a favor de la postura adoptada por Wenshan: “Si los dueños realmente quieren a sus perros, ¿no se pueden levantar pronto e irse tarde a dormir para pasearlos?“, escribió un usuario.

Sin embargo, otros se pusieron del lado de los dueños de mascotas, como una internauta de la provincia de Jilin (noreste), que aseguró: “Tengo suerte de que esto no esté pasando en mi ciudad“.

“Esta medida hará que la gente esté fatigada. ¿Por qué no prohíben simplemente que se tengan perros?“, se preguntó otro miembro de Weibo.

Aunque en China los dueños de mascotas deben vacunarlas y pagar una licencia anual que puede costar más de 2.000 yuanes (288 dólares, 252 euros), el South China Morning Post aseguró que la mayoría de ellos no registra a sus animales, lo que conlleva en muchas ocasiones que sean sacrificados por las autoridades.