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Washington se prepara este martes 30 de septiembre para un cierre gubernamental inminente, ya que parece improbable que demócratas y republicanos lleguen a un acuerdo que extendiera la financiación más allá del plazo de medianoche. A continuación, los pormenores del posible ‘shutdown’, las razones detrás de las desavenencias y lo que está en juego.
Un impasse partidista sobre la atención médica y el gasto amenaza con desencadenar el primer cierre del gobierno de EE. UU. en casi siete años. Demócratas y republicanos en el Congreso no logran llegar a un acuerdo, incluso mientras miles de empleados federales corren el riesgo de ser suspendidos o despedidos.
Está previsto que el Senado, controlado por los republicanos, vote sobre un proyecto de ley de gastos temporales que ya ha fracasado una vez, sin indicios de que una segunda votación resulte en un éxito.
Si finalmente la Cámara Alta no aprueba la medida de la Cámara de Representantes que extendería la financiación federal durante siete semanas mientras los legisladores finalizan su trabajo sobre los proyectos de ley de gastos anuales, el Gobierno cerrará a las 00:01 del miércoles 1 de octubre




¿Las principales razones? Los demócratas buscan modificar el proyecto de ley de gastos, de aprobación obligatoria, para extender los beneficios de salud de millones de estadounidenses, que vencen a finales de año.
Los demócratas del Senado insisten en que no votarán a favor a menos que los republicanos incluyan esa extensión de las prestaciones de atención médica, entre otras demandas, mientras que el presidente Donald Trump y su Partido Republicano se niegan a negociar, argumentando que se trata de un proyecto de ley simplificado y “limpio” que no debería generar controversia. Y agregan que la medida sobre salud debe ser abordada por separado.
“Ahora está en manos del presidente”
No está claro si alguna de las partes cederá antes de la fecha límite.
“Ahora está en manos del presidente (…) Puede evitar el cierre si consigue que los líderes republicanos acepten lo que queremos”, declaró el lunes 29 de septiembre el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, tras una reunión con Trump en la Casa Blanca que aparentemente no arrojó grandes avances.
La inminente falta de un acuerdo es tal que el vicepresidente J.D. Vance, quien también estuvo presente en la reunión, declaró posteriormente que cree que “nos encaminamos hacia un cierre, porque los demócratas no harán lo correcto”.
Si bien los estancamientos partidistas sobre el gasto público son frecuentes en Washington, el impasse actual llega en momentos en que los demócratas ven una oportunidad excepcional para usar su influencia para lograr objetivos políticos y cuando sus votantes de base están deseando una confrontación con Donald Trump.
Los republicanos, que ostentan una mayoría de 53-47 en el Senado, probablemente necesitarán al menos ocho votos de los demócratas para poner fin a una maniobra obstruccionista y aprobar el proyecto de ley con 60 votos, ya que se espera que el senador republicano Rand Paul, de Kentucky, vote en contra.
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Tampoco se vislumbra un acuerdo desde la Casa Blanca
El mandatario estadounidense había mostrado poco interés en atender las demandas de los demócratas sobre la atención médica, incluso después de haber acordado reunirse el lunes con Schumer (demócrata por Nueva York), el líder de la mayoría del Senado, John Thune (republicano por Dakota del Sur), el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson (republicano por Luisiana), y el líder demócrata de la Cámara, Hakeem Jeffries (demócrata por Nueva York).
Al entrar a la reunión, Trump dejó claro que no tenía intención de negociar según las condiciones actuales de los demócratas.
“Sus ideas no son muy buenas”, afirmó Trump.
Fue la primera reunión de Trump con los cuatro líderes del Congreso desde que recuperó la Casa Blanca para su segundo mandato, y escuchó más que habló, según declaró Jeffries posteriormente a los demócratas de la Cámara en el Capitolio, según un legislador que asistió a la reunión privada y pidió el anonimato para poder comentarla.
Schumer afirmó que Trump “no era consciente” de la posibilidad de que los costos del seguro médico se dispararan una vez que los subsidios finalicen el 31 de diciembre.
Pero Trump no parecía estar listo para negociaciones serias. Horas después, el líder de la Casa Blanca publicó un video falso de Schumer y Jeffries, tomado de las imágenes de su conferencia de prensa real fuera de la Casa Blanca después de la reunión. En el video alterado, una voz en off que suena como la de Schumer se burla de los demócratas y Jeffries está de pie junto a él con un sombrero y bigote de caricatura. Suena música mexicana de fondo.
¿Qué ocurriría con las entidades gubernamentales ante el previsible ‘shutdown’?
Las agencias federales emitieron planes detallados que cerrarían oficinas dedicadas a la investigación científica, la atención al cliente y otras actividades no consideradas “esenciales” y enviarían a miles de trabajadores a casa si el Congreso no acuerda una solución antes de que expiren los fondos a la medianoche de este martes al miércoles.
Las aerolíneas advirtieron que un cierre podría ralentizar los vuelos, mientras que el Departamento de Trabajo afirmó que no publicaría su informe mensual de desempleo, un indicador muy seguido de la salud económica.
La agencia de noticias estadounidense AP destacó que los demócratas intentaron crear una división entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y sus aliados republicanos en el Congreso, afirmando que el mandatario mostró interés en extender una exención fiscal que reduce los costos de salud para 24 millones de estadounidenses en la reunión en la Casa Blanca del lunes.
Cualquier acuerdo de última hora también tendría que ser aprobado por la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, que no se reunirá hasta el miércoles, después de que expire la financiación.
Los enfrentamientos presupuestarios se han convertido en algo habitual en Washington a medida que la política nacional se ha vuelto cada vez más disfuncional, aunque a menudo se resuelven en el último minuto. El Gobierno cerró por última vez durante 35 días en 2018 y 2019, durante el primer mandato de Trump, debido a una disputa sobre inmigración.
Lo que está en juego son 1,7 billones de dólares que financian las operaciones de las agencias gubernamentales, lo que representa aproximadamente una cuarta parte del presupuesto total de 7 billones de dólares del Gobierno. Gran parte del resto se destina a programas de salud y jubilación, y al pago de intereses de la creciente deuda de 37,5 billones de dólares.
Además, la disposición de Trump a ignorar las leyes de gasto aprobadas por el Congreso ha generado más incertidumbre en esta ocasión, y ha amenazado con extender su purga de la fuerza laboral federal si el Congreso permite el cierre del Gobierno. En primavera, ordenó a las agencias federales que consideraran el despido de empleados “no esenciales” a quienes normalmente se les ordenaría no trabajar durante un cierre.
Y es que Trump también se ha negado a gastar miles de millones de dólares aprobados por el Congreso, lo que ha llevado a algunos demócratas a cuestionar por qué deberían votar a favor de cualquier ley de gasto. Aunque los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso, necesitan al menos siete votos demócratas para aprobar la legislación en el Senado.
“Si el Congreso no hace su trabajo, entonces se permite que el poder ejecutivo lo haga como le parezca. Es una muy buena razón por la que no deberíamos tener un cierre”, declaró el senador republicano Mike Rounds, de Dakota del Sur.
Además de la extensión de los subsidios a la salud, los demócratas también han buscado garantizar que Trump no pueda deshacer esos cambios si se convierten en ley. Los demócratas también han buscado restablecer los recortes de Trump a la radiodifusión pública y otros programas, aunque parecieron retirar esas exigencias el lunes.
Con Reuters y AP
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