De acuerdo con el diplomático, Australia podría enfrentar un impacto económico, si insiste en investigar la génesis de la pandemia del coronavirus, ya que esto produciría un boicot por parte de los consumidores chinos, indicó en el impreso.

“Nuestra sociedad está frustrada y se siente decepcionada por lo que están haciendo. Si esto sigue así, la gente va a plantearse si vale la pena acudir a un país que no es tan amigable con nosotros como parece. Los turistas quizá se lo piensen dos veces”, afirmó Jingye en este mismo medio.

El funcionario, igualmente, enfatizó en el diálogo con el rotativo que los ciudadanos chinos dejarían de comprar importantes exportaciones australianas, que incluyen la carne de res y el vino, y no viajarían más al país oceánico para estudiar.

Luc Montagnier

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Las declaraciones del embajador se dieron después de que Scott Morrison, primer ministro de Australia, y Marise Payne, ministra de Relaciones Exteriores, se unieran al pedido de Estados Unidos de abrir una investigación internacional independiente sobre el origen del virus, aseguró Reuters.

“Recurrir a la sospecha, la recriminación o la división en un momento tan crítico solo podría socavar los esfuerzos mundiales para luchar contra esta pandemia”, concluyó Cheng Jingye en The Australian Financial Review.

Tanto el gobierno chino como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han sido acusados, principalmente por Donald Trump y algunos países europeos (Francia, Reino Unido y Alemania), de ocultar información sobre los inicios del brote.

Emmanuel Macron y Angela Merkel

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A pesar de estas denuncias, las autoridades sanitarias del gigante asiático y el organismo han desmentido todas las teorías conspirativas que han surgido en los últimos días en su contra.

“Toda la evidencia que tenemos sugiere que el virus tuvo un origen animal y no sufrió manipulaciones genéticas. Muchos investigadores han podido analizar las características del brote y no han encontrado indicaciones que apoyen la idea de que este haya sido construido en un laboratorio”, aclaró la semana pasada Fadela Chaib, portavoz de la OMS.