En la isla Campbell, en el Océano Pacífico, ubicada a 700 kilómetros al sur de Nueva Zelanda en el Océano Antártico, está el árbol “más solitario del mundo”. Este título se lo ganó porque es el único árbol en 222 km a la redonda; su vecino más cercano crece en las Islas Auckland. Según el Récord Guinness, es el árbol más remoto que existe. Se trata de un ejemplar de la especie Picea sitchensis, de la familia pícea de Sitka.

No es la única característica que llama la atención de este árbol. En esa isla, está clasificado como especie invasora, pero algunos científicos del instituto de investigación GNS Science creen que podría dar pistas importantes sobre el cambio climático, específicamente para saber más sobre lo que está sucediendo con la absorción de dióxido de carbono en el Océano Antártico.

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Este cuerpo de agua, explica la científica Jocelyn Turnbull, es un sumidero de carbono, es decir, un lugar que captura gran parte del CO2 que se produce diariamente al quemar combustibles fósiles. “Resulta que el Océano Antártico, uno de esos sumideros de carbono, ha absorbido alrededor del 10 % de todas las emisiones que hemos producido en los últimos 150 años”.

¿Qué tiene que ver el árbol con esto? En los últimos años, la ciencia ha presentado ideas contradictorias sobre lo que está pasando en este océano. Mientras que algunos estudios dicen que últimamente ha capturado menos dióxido de carbono, otros sostienen lo contrario. Hoy en día, mayoritariamente, se cree que la absorción ha aumentado. Turnbull quiere entender mejor qué ha motivado este proceso.

Ahí es donde entra el árbol de la isla de Campbell. “Se nos ocurrió esta idea de usar anillos de árboles [para medir las concentraciones de carbono]. Las plantas, cuando crecen, toman dióxido de carbono del aire mediante la fotosíntesis y lo usan para hacer crecer sus estructuras y el carbono del aire termina en los anillos de los árboles”, explicó la científica a The Guardian.

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El picea es el árbol que se encuentra más al sur que podría aportarles buenos datos a los investigadores del Desafío Científico Nacional del Sur Profundo de Nueva Zelanda, la Plataforma Científica Antártica y el Instituto Nacional para el Agua y la Atmósfera.

“Ha crecido mucho más rápido que cualquier otra cosa [en esa región] y los anillos son más grandes y más fáciles de separar y obtener un registro”, dijo Turnbull a The Guardian acerca del árbol. Usando un taladro manual, la investigadora extrajo una muestra de núcleo de 5 mm del árbol en 2016, pero los resultados aún no se han publicado.