Marín, de 64 años, se dirigió el martes pasado a la sede diplomática estadounidense en la capital española para hacer alguna gestión con su pasaporte. En el lugar había algunos agentes de la Unidad de Intervención Policial, que percibieron una actitud extraña en el hombre, informa El País, de España.

Cuando Marín pasó junto a los agentes se puso nervioso y hasta trató de esquivarlos. Por eso, le pidieron su pasaporte cuya autenticidad fue evaluada por la policía. El documento reveló que su permiso de estancia en España ya había vencido y que tenía una orden de búsqueda y captura de carácter internacional.

Fue allí cuando se reveló que el empresario, copropietario de una cadena de supermercados en Florida, era buscado por la policía del condado de Miami-Dade y por la fiscalía estatal por el asesinato de Salazar. Ante eso, fue detenido y trasladado a las instalaciones policiales españolas y ahora está a la espera de que se defina su extradición a Estados Unidos.

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El crimen del que se le acusa ocurrió el primero de junio de 2011, día en el que desapareció Salazar. Su cuerpo apareció en una carretera alejada de Miami-Dade con muestras de golpes muy fuertes, degollado y con su entrepierna quemada.

La investigación mostró que Salazar tenía una relación extramatrimonial con Jenny Marín, esposa del acusado. Los amantes siguieron viéndose a pesar de que los 3 ya habían tenido un encuentro en el que los hombres discutieron fuertemente. El empresario habría tomado la decisión de asesinar a su rival después de eso.

Para hacerlo, contrató a 3 luchadores de artes marciales que le ayudaron a retener a Salazar. 2 de ellos se declararon inocentes, mientras que el otro presuntamente vive en Canadá. Las llamadas que hizo Marín el día del crimen lo delatan: las hizo cerca del lugar en el que fue hallado el cadáver. Además, unas grabaciones muestran que ese día condujo por ese mismo sector, dice Miami Herald.

3 días después del crimen, Marín viajó a España, donde viven algunos familiares. Las autoridades también le siguen la pista a su hijo, Yaddiel, de 32 años, por presuntamente haber encubierto la fuga de su padre, que llegó a su fin cuando se vio obligado a entrar a la propia ‘boca del lobo’ al otro lado del océano.