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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 31, 2025 - 11:05 am
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En las últimas horas, el Área Metropolitana de Buenos Aires se vio gravemente afectada por un inesperado y masivo apagón que dejó a cientos de miles de personas sin suministro eléctrico durante la noche del martes 30 de diciembre. La situación, ampliamente difundida en redes sociales a través de imágenes y videos, mostró calles desiertas y completamente oscuras, semáforos apagados y zonas emblemáticas como el Obelisco y los alrededores del Congreso sumidos en la penumbra. La empresa Endesur—perteneciente a Enel Argentina y responsable del servicio en la Ciudad de Buenos Aires y 12 municipios aledaños—señaló que el origen de la emergencia fue una falla detectada en la Subestación Bosques, un punto clave en la red de distribución eléctrica capitalina.

Según información oficial comunicada por Endesur en sus canales institucionales, el desperfecto causó una interrupción del suministro que se extendió por diferentes subestaciones tanto en la Capital Federal como en el área conurbana. De acuerdo con detalles recogidos por el diario La Nación, cerca de las 11 de la noche el apagón ya afectaba a 38.682 usuarios, reflejando una situación preocupante para la vida cotidiana de una gran parte de la población. Sin embargo, la magnitud del evento continuó incrementándose y, para las 4 de la madrugada, se reportaban más de 920.000 puntos—entre hogares y comercios—sin servicio eléctrico.

Ante este escenario, los equipos técnicos de la compañía trabajaron durante toda la madrugada para restablecer gradualmente el servicio en distintos sectores. Hacia las 5 de la mañana, Endesur comunicó que la cantidad de afectados se había reducido considerablemente a 40.000 usuarios, asegurando que el 96% de los clientes contaba nuevamente con energía. Los reportes de las empresas distribuidoras, citados por los medios locales, confirmaron que los inconvenientes se deben mayoritariamente a interrupciones no previstas—técnicamente llamadas “interrupciones no programadas”—en el abastecimiento de media tensión, afectando principalmente a barrios de la capital y a zonas del sur del conurbano bonaerense.

En las redes sociales, numerosos ciudadanos compartieron registros visuales que dan cuenta de una noche extraordinaria: las arterias viales sólo recibían iluminación de los pocos vehículos en movimiento, mientras edificios emblemáticos permanecían apagados, salvo excepciones puntuales como el propio Congreso Nacional.

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A la coyuntura de la emergencia eléctrica se sumó el impacto de la ola de calor que atraviesa Argentina en los últimos días del año. Según información brindada por el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, la ciudad de Buenos Aires presentó temperaturas extremas, con una máxima prevista de 39°C y una mínima de 27°C. La entidad advirtió sobre el riesgo que representan estas temperaturas para la salud pública, en especial para personas con enfermedades preexistentes o mayor vulnerabilidad, subrayando que una exposición prolongada al calor puede agravar condiciones crónicas y provocar complicaciones graves.

Esta combinación de altos valores térmicos y fallas en el suministro eléctrico pone en evidencia la fragilidad de los sistemas urbanos ante eventos extremos, tanto técnicos como climáticos. El reflejo de las calles silenciosas y oscuras, los servicios básicos interrumpidos y la incertidumbre ante la recuperación del abastecimiento revela hasta qué punto la infraestructura energética resulta decisiva para el funcionamiento común de una metrópoli.

¿Qué medidas de prevención se recomiendan frente a cortes de energía en situaciones de ola de calor?

La coexistencia de un gran apagón y una severa ola de calor en una ciudad como Buenos Aires plantea inquietudes sobre los riesgos a la salud y la seguridad pública, así como sobre la capacidad de reacción de las empresas de energía y las autoridades. Este tipo de emergencias ponen en primer plano la necesidad de identificar recomendaciones para reducir el impacto sobre la población, especialmente cuando el calor extremo y la falta de luz pueden provocar deshidratación y complicaciones médicas. Habitualmente, las autoridades y organismos sanitarios sugieren acciones preventivas como la hidratación frecuente, evitar la exposición directa al sol, usar ropa ligera y permanecer en ambientes frescos. En estos casos, la difusión de información clara y oportuna por parte de los organismos oficiales es fundamental para aumentar la resiliencia comunitaria y proteger a los más vulnerables.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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